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Llamamos a todos y a todas no a soñar, sino a algo más simple y definitivo, los llamamos a despertar. - Sup Marcos (1/enero/1999)

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“Porque en el fondo, uno ama al mundo a partir de la certeza que este mundo, triste mundo convertido en campo de concentración, contiene otro mundo posible. O sea, que el horror está embarazado de maravilla.” -Eduardo Galeano

domingo, 21 de diciembre de 2008

Arundhati Roy

La sesión informativa

La sesión informativa es un texto de ficción escrito por Arundhati Roy para ser representado durante la séptima versión de Manifesta (www.manifesta7.it), una de las más importantes bienales europeas de arte contemporáneo, que se lleva a cabo en distintas ciudades. Se inauguró el 19 de julio en la región de Trentino/Alto Adige/Sud Tyrol en el norte de Italia. El texto fue escrito para la sección Projected Scenarios, en Manifesta 7, que se desarrollará en la fortaleza Hapsburg en Fortezza/Franzensfeste, construida en 1833. Es la primera vez que la fortaleza se abre al público. Los curadores invitaron a 10 escritores a responder con textos al enigma de la fortaleza. Los textos se tradujeron al italiano, alemán e inglés, fueron interpretados por actores y se escuchan a través de estaciones ubicadas en diferentes espacios de la fortaleza. Los textos también serán publicados en un libro

Les envío saludos. Lamento no estar hoy aquí con ustedes, pero quizá sea mejor así. En tiempos como éstos es mejor no mostrarnos por completo, ni siquiera entre nosotros.

Si cruzan la línea y se meten al círculo quizá escuchen mejor. Tengan cuidado con el gis en sus zapatos.

Sé que muchos de ustedes han viajado grandes distancias para estar aquí. ¿Ya vieron todo lo que hay por ver? Las baterías, las estufas, los depósitos de municiones debajo del suelo? ¿Visitaron la fosa común de los trabajadores? ¿Ya estudiaron los planos cuidadosamente? ¿Dirían que es hermoso este fuerte? Dicen que está asentado sobre las montañas, como un desafiante león. Confieso que nunca lo he visto. La guía dice que no fue construido en términos de belleza. Pero la belleza puede llegar sin ser invitada, ¿no es así? Puede caer sobre las cosas de manera inesperada, como los rayos del sol colándose por una abertura en las cortinas. Ah, pero este es un fuerte sin aperturas en sus cortinas, el fuerte que nunca ha sido atacado. ¿Quiere esto decir que sus amenazantes muros han frenado hasta a la belleza y la han expulsado?

La belleza. Podríamos hablar sobre ella todo el día y toda la noche. ¿Qué es? ¿Qué no es? ¿Quién tiene el derecho a decidir? ¿Quiénes son los verdaderos curadores del mundo, o, deberíamos mejor decir, los curadores del mundo verdadero? ¿Qué es el mundo verdadero? ¿Las cosas que no podemos imaginar, medir, analizar, representar y reproducir, son reales? ¿Existen? ¿Viven en lo más recóndito de nuestras mentes, en un fuerte que nunca ha sido atacado? Cuando nuestras imaginaciones fracasen, ¿también fracasará el mundo? ¿Cómo lo sabremos?

¿Qué tan grande es este fuerte, que puede o no ser bello? Dicen que es el fuerte más grande que se haya construido en las altas montañas. ¿Dices que gigantesco? Gigantesco nos complica un poco las cosas. ¿Comenzamos trazando sus vulnerabilidades? A pesar de que nunca ha sido atacado (o al menos eso dicen) piensen cómo sus creadores deben haber vivido y revivido la idea de ser atacados. Deben haber esperado ser atacados. Deben haberse puesto en las mentes y los corazones de sus enemigos hasta que a duras penas podían distinguir entre ellos y quienes temían tan profundamente. Deben haber soñado con ser atacados. Hasta que ya no distinguían la diferencia entre terror y deseo. Y luego, desde ese nudo de amor atormentado, deben haber imaginado ataques provenientes de todas las direcciones concebibles, con tal precisión y astucia que se volvían casi reales. Si no, ¿cómo podrían haber construido un fuerte como éste? El miedo debe haberlo moldeado; el temor debe estar incrustado hasta en sus vetas. ¿Es eso lo que este fuerte en realidad es? ¿Un frágil testamento a la inquietud, a la aprensión, a una imaginación sitiada?

Fue construido –y cito a su principal cronista– para almacenar todo lo que debía ser defendido a toda costa. Termina cita. Vaya declaración. ¿Qué almacenaban aquí, camaradas? ¿Qué defendían?

Armas. Oro. La civilización misma. O al menos eso dice la guía.

Y ahora, en tiempos de paz y abundancia en Europa, se usa para exhibir el trascendente propósito, o, si así lo desean, la sublime falta de propósito de la aspiración máxima de la civilización: el arte. En estos días, me dicen, el arte es oro.

Espero que hayan comprado el catálogo. Deben hacerlo. Al menos para aparentar.

Como saben, existe la posibilidad de que haya oro en este fuerte. Oro verdadero. Oro escondido. La mayor parte fue sacada, algo fue robado, pero se dice que una buena parte aún permanece ahí. Todos lo buscan, golpean en las paredes, escarban las tumbas. Su urgencia debe ser palpable para ustedes.

Saben que hay oro en el fuerte. También saben que no hay nieve en las montañas. Quieren el oro para comprar algo de nieve.

Aquellos que son de aquí: ustedes deben saber acerca de las Guerras de la Nieve. Aquellos que no son de aquí, escuchen con cuidado. Es de vital importancia que comprendan la textura y el tejido del lugar que eligieron para su misión.

Debido a que los inviernos se volvieron más cálidos aquí, hay menos días de “fabricación de nieve” y como resultado no hay suficiente nieve para cubrir las pistas de esquí. La mayoría de las pistas de esquí ya no pueden ser clasificadas como “confiables en lo que a nieve se refiere”. En una reciente conferencia de prensa –quizá escucharon los reportes– Werner Voltron, el presidente de la Asociación de Instructores de Esquí, dijo: “Creo que el futuro es negro. Completamente negro”. (Aplausos dispersos que suenan como que llegan desde la parte trasera del público. Murmullos apenas perceptibles de ¡Bravo! ¡Viva! ¡Wah! ¡Wah! ¡Sí, carnal!) No no no… camaradas, camaradas… malinterpretan. El señor Voltron no se refería al Ascenso de la Nación Negra. Al decir Negro, quería decir ominoso, desastroso, sin esperanza, catastrófico y sombrío. Dijo que cada centígrado Celsius que aumentaba en la temperatura del invierno representaba la muerte para casi cien centros de esquí. Eso, como podrán imaginarse, implica muchos empleos y dinero.

No todos son tan pesimistas como el señor Voltron. Tomen como ejemplo a Guenther Holzhausen, jefe ejecutivo de MountainWhite, una nueva marca de nieve, popularmente conocida como Nieve Caliente (porque puede ser manufacturada a una temperatura de dos o tres grados Celsius por arriba de la temperatura normal). El señor Holzhausen dijo –y se los leeré–: “El cambio de clima es una gran oportunidad para los Alpes. Las extremadamente altas temperaturas y los crecientes niveles del mar ocasionados por el calentamiento global serán perjudiciales para el turismo de playa. En 10 años, la gente que normalmente va al Mediterráneo vendrá al comparativamente más fresco Alpes para unas vacaciones de esquí. Es nuestra responsabilidad; es más, nuestro deber, garantizar nieve de la más alta calidad. MountainWhite garantiza nieve espesa, uniformemente esparcida, que los esquiadores encontrarán que es superior a la nieve natural”. Termina cita.

La nieve de MountainWhite, camaradas, como la mayoría de las nieves artificiales, está hecha de una proteína localizada en la membrana de una bacteria llamada Pseudomonas syringae. Lo que la distingue de otras nieves es que para prevenir la propagación de enfermedades y otros peligros patogénicos, MountainWhite garantiza que el agua que usa para generar la nieve para esquiar es de la más alta calidad, proviene directamente de las redes de agua potable. “¡Puedes embotellar nuestras pistas de esquí y tomártelas!”, se cuenta que alguna vez presumió Guenther Holzhausen. (En la cinta se escuchan murmullos que denotan enojo) Entiendo... Pero cálmense. Sólo nublará su visión y despuntará su propósito.

Para generar nieve artificial, desde cañones de nieve se dispara a gran velocidad y con una fuerte presión agua nucleada y tratada. Cuando la nieve está lista, se apila en montones llamados ballenas. Las ballenas de nieve son preparadas, labradas y esponjadas antes de que la nieve sea esparcida en las pistas que fueron rasuradas de imperfecciones y formaciones rocosas naturales. Se cubre el suelo con una gruesa capa de fertilizante para mantenerlo fresco y aislarlo del calor generado por la Nieve Caliente. Hoy, la mayoría de los centros de esquí usan nieve artificial. Casi todos tienen un cañón. Cada cañón tiene una marca. Todas las marcas están en guerra. Cada guerra es una oportunidad.

Si quieren esquiar en –o al menos ver– nieve natural, tendrán que ir más lejos, hasta los glaciares que están envueltos en gigantescos pliegos de plástico para protegerlos del calor del verano y prevenir que se encojan. Aunque no sé qué tan natural pueda ser eso: un glaciar envuelto en plástico. Quizá sientas como que estás esquiando sobre un sandwich viejo. Valdrá la pena, supongo. Yo no sabría, no esquío. Las Guerras del Plástico son una especie de combate de altura, no del tipo para el cual algunos de ustedes están entrenados (risitas). Están separadas, aunque no completamente desconectadas de las Guerras de la Nieve.

En las Guerras de la Nieve, el único adversario serio de MountainWhite es Scent n’ Sparkle, un nuevo producto presentado por Peter Holzhausen, quien, si me perdonan el chisme, es el hermano de Guenther Holzhausen. Hermano verdadero. Sus esposas son hermanas. (Un murmullo). ¿Cómo? Sí... verdaderos hermanos casados con verdaderas hermanas. Ambas familias son de Salzburgo.

Además de todas las ventajas de MountainWhite, Scent n’ Sparkle promete nieve más blanca, mas brillante y con fragancia. A un costo, claro. Scent n’ Sparkle viene en tres aromas, vainilla, pino y árbol de hoja perenne. Promete satisfacer los nostálgicos anhelos de los turistas por unas vacaciones al viejo estilo. Scent n’ Sparkle es un producto de boutique listo para tomar por asalto el mercado de masas, o al menos eso dicen los expertos, porque es un producto con visión y un ojo puesto en el futuro. La nieve con fragancia anticipa los efectos que tendrá la migración global de árboles y bosques sobre la industria del turismo. (Murmullos) Sí. Dije migración de árboles.

¿Alguno de ustedes leyó a Macbeth en la escuela? ¿Recuerdan lo que le dijeron las brujas en el monte? “¿Macbeth jamás será derrotado hasta que el Gran Bosque de Birnam marche contra él hasta la Montaña de Dunsinane?”

¿Recuerdan lo que él les dijo a ellas?

(Una voz del público, de la parte trasera, dice: “Eso nunca será. ¿Quién puede impresionar al bosque, pedirle al árbol que saque sus raíces clavadas en la tierra?”)

¡Ja! Excelente. Pero Macbeth estaba completamente equivocado. Los árboles han sacado sus raíces clavadas en la tierra y están en movimiento. Migran de sus devastados hogares con la esperanza de una mejor vida. Como la gente. Las palmeras tropicales se desplazan hacia los Alpes bajos. Los árboles de hoja perenne suben a alturas mayores en busca de un clima más frío. En las pistas de esquí, bajo las húmedas alfombras de la Nieve Caliente, en un cálido suelo cubierto de fertilizante, germinan semillas polizones de nuevas plantas de invernadero. Quizá pronto haya árboles frutales y viñedos y olivares en las altas montañas.

Cuando los árboles migran, los pájaros y los insectos, las avispas, las abejas, las mariposas, los murciélagos y otros polinizadores tendrán que desplazarse con ellos. ¿Podrán adaptarse a su nuevo entorno? Los petirrojos ya llegaron a Alaska. El caribú de Alaska, plagado de mosquitos se desplaza a mayores alturas donde no tiene suficiente comida para alimentarse. Los mosquitos que transmiten la malaria ya recorren los Alpes bajos.

Me pregunto cómo este fuerte, que fue construido para resistir el fuego de artillería pesada, montará una defensa contra un ejército de mosquitos.

Las Guerras de la Nieve ya llegaron a las llanuras. Ahora, MountainWhite domina el mercado de la nieve en Dubai y Arabia Saudita. Cabildea en India y China, con cierto éxito, para obtener proyectos de construcción de presas enfocados en cañones de nieve para los centros de esquí que abren todo el año. Entró al mercado holandés de reforzamiento de diques y de casas marítimas construidas sobre plataformas flotantes, para que cuando los niveles del mar se eleven y los diques finalmente se rompan y Holanda se suma en el océano, Mountain-White puede utilizar la marea creciente y transformarla en oro. ¡Nunca temas, MountainWhite está aquí! Funciona también en tierra plana. Scent n’ Sparkle también se ha diversificado. Es dueño de un popular canal de televisión y controla las acciones de una compañía que hace –y desactiva– minas terrestres. Quizá su nuevo lote tendrá aroma –fresa, arándano, jojoba– para atraer a los animales y los pájaros, además de los niños. Además de nieve y minas terrestres, Scent n’ Sparkle vende prótesis, que funcionan con pilas, en tamaños estándar para Asia Central y África. Está en la vanguardia de la campaña por la Responsabilidad Social Empresarial y actualmente funda una cadena de excelentemente amueblados orfanatos empresariales y de ONG en Afganistán, con las cuales algunos de ustedes están familiarizadas. Recientemente presentó una propuesta para dragar y limpiar lagos y ríos en Austria e Italia, los cuales de nuevo se volvieron tóxicos debido a los residuos de fertilizante y a la nieve artificial derretida.

Aun aquí, en la cima del mundo, los residuos ya no son parte del pasado. Es el futuro. Al menos algunos de nosotros hemos aprendido, a lo largo de los años, a vivir como ratas en las ruinas del egoísmo de otros. Hemos aprendido a crear armas de la nada. Sabemos cómo usarlas. Estas son nuestras destrezas de combate.

Camaradas, el león de piedra en las montañas ha comenzado a debilitarse. El fuerte que nunca ha sido atacado se ha sitiado a sí mismo. Es hora de hacer nuestra movida. Es hora de remplazar la ráfaga de la ametralladora, ruidosa y sin dirección, con la fría precisión de una bala de asesino. Elijan sus blancos con cuidado.

Cuando los huesos de piedra del león de piedra hayan sido enterrados en ésta, nuestra herida y envenenada tierra, cuando el Fuerte Que Nunca Ha Sido Atacado haya sido reducido a escombros y cuando el polvo de los escombros se haya asentado, quién sabe, quizá neve de nuevo.

Eso es todo lo que tengo que decir. Se pueden dispersar. Memorícense las instrucciones. Que les vaya bien, camaradas, no dejen huellas. Hasta que nos volvamos a encontrar, buena suerte, khuda hafiz, y mantengan su pólvora seca.

(Ruido de pasos alejándose. Desvaneciéndose.)

Este texto fue publicado en Adam Budak, Anselm Franke/ Hila Peleg, Rags Media Collective (Eds): Manifesta 7. Scenarios, Milan (Silvana Editoriale) 2008.



Racismo, dominación y revolución en Bolivia

Adolfo Gilly, La Jornada, 22 de septiembre de 2008

Racismo, dominación y revolución en Bolivia

“El problema en Bolivia es que el país está viviendo un proceso de reformas, sin salirse del marco democrático, pero tanto la oposición como el gobierno actúan como si estuvieran frente a una revolución”, habría declarado Marco Aurelio García, cercano colaborador de Lula en asuntos internacionales, según artículo de José Natanson en Página/12.

Me permitiré no tomar al pie de la letra, sino en irónico sentido, la declaración de Marco Aurelio García, hombre inteligente e informado que no puede dejar de darse cuenta de que si los dos protagonistas del enfrentamiento boliviano creen que se trata de una revolución, esa creencia es la mejor prueba de que, en efecto, lo es. El vicepresidente Álvaro García Linera, en cambio, ha dicho que lo que está en curso es “una ampliación de élites, una ampliación de derechos y una redistribución de la riqueza. Esto, en Bolivia, es una revolución”.

Tiene cierta razón: en Bolivia nomás eso ya sería una revolución como la de 1979 en Nicaragua. Pero lo que está ocurriendo es algo mucho más profundo y va más allá de las élites, la política y la economía. Es un cuestionamiento de los sustentos mismos de la dominación histórica de esas élites, viejas y nuevas. Viene de muy abajo, lo mueve una furia antigua y no lo van a detener las masacres de las bandas fascistas ni los frágiles acuerdos del gobierno con los prefectos de la Media Luna.

La masacre de Pando, con más de 30 campesinos asesinados a sangre fría por los sicarios de la minoría blanca, y las espeluznantes escenas de humillación, dolor y castigo de los indígenas en la plaza pública de Sucre y en las calles de Santa Cruz de la Sierra a manos de bandas de jóvenes fascistas, están diciendo a toda Bolivia que esa minoría blanca sabe bien lo que se juega: su poder no es negociable, sus tierras no se tocan, su derecho de mando despótico reside en el color de la piel, no en el voto ciudadano. La minoría blanca no está dispuesta a “ampliar” en sentido alguno tal derecho despótico, apoyada además en sectores blancos pobres cuya única “propiedad” es ese color de piel que los separa de los indios. Mucho menos dispuesta está a redistribuir propiedad o riqueza.

* * *

La derecha boliviana, las viejas y no tan viejas élites, los dueños y señores de las tierras y las vidas, fueron derrotados por la inmensa revuelta indígena y popular que se inició con la guerra del agua en el año 2000, culminó con la rebelión de El Alto en octubre de 2003 y concluyó con el acceso de Evo Morales a la presidencia en enero de 2005. La nueva Constitución, aún sujeta a referéndum, y otras medidas del gobierno boliviano han sido pasos para consolidar al nuevo gobierno en el terreno jurídico, político y económico.

Este curso fue aprobado una vez más por la enorme mayoría del pueblo boliviano en el reférendum del 10 de agosto: 67 por ciento de los votos –es decir, más de dos tercios–, con puntas superiores a 85 por ciento en las comunidades del Altiplano. La minoría blanca dominante en la región oriental se ha sublevado y, con saña y ferocidad, desafía esos resultados electorales nacionales y amenaza secesión.

Esa minoría sabe bien que no se trata de meras “ampliaciones democráticas” sino de una revolución que cuestiona su poder y sus privilegios, el “entramado hereditario” de su mando despótico. Pues una revolución es uno de aquellos momentos culminantes en que el movimiento insurgente del pueblo toca las bases mismas de la dominación, trata de destruirla y alcanza a fracturar la línea divisoria por donde pasa esa dominación en la sociedad dada.

No se trata de la línea que separa a gobernantes y gobernados, cuestión política, sino de aquella que separa a dominantes y subalternos. El clásico nombre de revolución social se refiere a la subversión de esa dominación social y no solamente política o económica.

Esa línea divisoria es nítida y profunda en Bolivia. No es tan sólo una dominación de clase, que sí existe. Es sobre todo una dominación racial conformada desde la Colonia y confirmada en la República oligárquica desde 1825 en adelante.

En esa dominación, ser ciudadano de pleno derecho significa ser blanco o mestizo asimilado. Para llegar a ser ciudadano, un indio tiene que dejar de ser indio y reconocerse y ser reconocido como blanco; romper con su comunidad histórica concreta, la de los aymaras, los quechuas, los guaraníes u otra de las muchas comunidades indígenas bolivianas; y entrar como subordinado recién llegado a la comunidad abstracta de los ciudadanos de la República. No se espera que la República cambie y sea como es su pueblo. Se exige que ese pueblo cambie en sus hombres y sus mujeres, renuncie a su ser y su historia y sea como es la República de los blancos, los ricos, los letrados, los hispano-hablantes –donde, por lo demás, el imborrable color de su piel condenaría siempre a esas mujeres y hombres a una ciudadanía de segunda. Tal es la índole de esta dominación.

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La fuerza de la revolución en curso en Bolivia se sustenta en una antigua civilización, negada en las leyes pero que persiste en los idiomas, las costumbres, las creencias, las solidaridades y las comunidades, tanto rurales como urbanas. Los dominados de piel morena no fueron traídos de otras tierras. Estaban ahí antes, eran y siguen siendo la civilización originaria. El cineasta Jorge Sanginés, en una película inolvidable, la llamó “La nación clandestina”. Guillermo Bonfil la denominó aquí “México profundo: una civilización negada”. Siguiendo sus pasos, la nombré “una civilización subalterna” en mi libro Historia a contrapelo.

Clandestinas, negadas o subalternas, el entramado social y cultural de esas civilizaciones originarias aparece a la hora de organizar las revueltas y las rebeliones de sus herederos y portadores, porque esas rebeliones y revueltas son de raíz tan profunda como profunda es la dominación de matriz racial.

Aquella fuerza viene también del entramado hereditario de los dominados y subalternos que se sublevan para conquistar todos los derechos que esa República racial les niega o les recorta: la dignidad y el respeto, los espacios de libertad y de organización, los recursos naturales de su tierra, la educación, la salud, todo cuanto constituiría el entramado social de una República de iguales.

El antiguo lema republicano “libertad-igualdad-fraternidad” tiene en tales rebeliones su doble: “tierra–justicia-solidaridad”. Pues no hay en esas latitudes libertad sin reparto agrario, igualdad sin justicia para todos, ni fraternidad sin solidaridad interior de las múltiples comunidades y de la comunidad entera de esa nación de naciones que es Bolivia. No se trata sólo de un nuevo orden político y económico. Se trata de lo que en el contexto boliviano constituiría un nuevo orden social. De ahí la violencia bestial de las reacciones de los grupos privilegiados minoritarios y sus sicarios, como en Pando, en Santa Cruz, en Chuquisaca.

Toda Bolivia, y en especial la Bolivia indígena y popular que ganó abrumadoramente el referéndum, ha visto por televisión y ha escuchado por radio esa violencia asesina ejercida sobre sus hermanas y hermanos. Esas imágenes les han vuelto a mostrar, mejor que todos los discursos, lo que ya han conocido y vivido en carne propia y en la de sus padres y abuelos. Han podido ver en vivo y en colores la amenaza de regreso del pasado.

No lo permitirán. Tienen suficientes experiencia y organización para saber cómo responder a la violencia con la violencia si sus gobernantes, de quienes esperan pero a quienes también exigen, no paran y castigan a los criminales, única salida sensata y efectiva que podría derivar de las negociaciones en la presente relación entre las fuerzas enfrentadas.

* * *

La expulsión del embajador de Washington por conspirar con la derecha racista ha contribuido a poner a ésta en su lugar. Pero no la ha apaciguado. La reunión de presidentes sudamericanos en Santiago de Chile ha dado un respaldo al gobierno de Evo Morales y quitado ciertas esperanzas a los golpistas. Pero no los ha desarmado ni maniatado: tienen también sus aliados en esos países.

Sin embargo, no sólo los gobiernos juegan. En Bolivia las organizaciones indígenas y populares del oriente, del altiplano y de los valles están en movilización y algunas literalmente en pie de guerra. No parecen dispuestas a dejarse o a dejar la solución encerrada en la mesa de negociación entre el gobierno y los prefectos asesinos.

Un manifiesto del Gran Pueblo Chiquitano, de Oriente, decidió el 15 de septiembre que “han llegado a su límite de la tolerancia y hacen que el sentido de sobrevivencia y furia del Pueblo Chiquitano renazca para combatir a brazo partido por su Territorio, Dignidad y Autonomía Indígena”. En consecuencia, decide “ratificar nuestra consecuencia y lucha inquebrantable para defender los resultados del proceso constituyente, el cual ha recogido nuestras demandas históricas [...] ¡para que nunca más volvamos a ser esclavos ni sirvientes de los grupos de oligarcas y terratenientes de Santa Cruz!”; y “advertir a las Autoridades Cívicas y Prefecturales del departamento de Santa Cruz que los territorios indígenas titulados y en proceso de saneamiento son intocables, irreversibles e imprescriptibles”.

Un pronunciamiento de las Organizaciones Sociales del Oriente exigió el 17 de septiembre “al Parlamento y el Gobierno Nacional no tocar la nueva Constitución Política del Estado aprobada en Oruro el 9 de diciembre de 2007, sobre todo el capítulo de autonomías, puesto que allí se encuentran las principales demandas de más de 25 años de lucha reivindicativa. Nuestros caídos y nosotros, humillados y perseguidos, planteamos, marchamos y morimos por nuestra liberación y de todo el pueblo boliviano”.

Una denuncia de la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz, el 17 de septiembre, dice: “Quienes asaltaron nuestras oficinas son mandados y pagados por los traficantes de tierras, latifundistas y esclavizadores de hermanos indígenas y por el Prefecto, Alcalde y Comités Cívicos, quienes se oponen a nuestra histórica demanda posicionada en la Nueva Constitución Política: las autonomías territoriales indígenas, sin subordinación a ningún nivel autonómico, que tiene carácter irrenunciable, pues es la base de nuestra liberación como pueblos”.

En este terreno, el de una revolución cuyos hacedores y protagonistas no están dispuestos a dejársela arrebatar ni a negociarla cualesquiera sean el costo y la violencia que los terratenientes y los racistas impongan, están los enfrentamientos en Bolivia. Tal vez la salida no sea inmediata. Pero, como en octubre de 2003, si aquéllos no ceden el desenlace por ellos buscado se resolverá en las calles y los campos. Es uno de los motivos de la alarma de los gobiernos de los países limítrofes.

¿Qué ha sido de los derechos humanos?

¿Qué ha sido de los derechos humanos?



Hay celebraciones que enrojecen. Con un quinto del planeta en condiciones de pobreza y padeciendo hambre se rinden homenajes al 60 aniversario de la declaración de la carta de los derechos humanos. En sí constituye un acto de cinismo. Con ello no quiero afirmar que es mejor que no existiera. Pudiera ser que en su momento quienes manifestaron la necesidad de crear un prototipo de ciudadanía política tenían en mente la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias del Holocausto nazi.

La mala conciencia de un mundo que no quería verse reflejado en los campos de concentración, en la tortura o las cámaras de gas, llevó por el sendero de redactar un decálogo de la dignidad humana. El tribunal de Nuremberg sintetizó el camino que seguirá la redacción de la carta de los derechos humanos. Sin embargo, las buenas intenciones han quedado presas de la dinámica de un orden político, de un sistema de dominio y explotación donde es inviable ponerlos en práctica, ya sea en su vertiente social, política, cultural y económica. Es la gran paradoja. Derechos virtuales, no reales. Como señalaba Durkheim, trate usted de ejercer la libertad y será reprimido. Mutatis mutandi demande la práctica de los derechos humanos y terminará, en el mejor de los casos, acusado de alterar el orden, y si reincide pasará a la cárcel, considerado un antisistema, pudiendo sufrir torturas o considerado un problema, remitirle al exilio.

En el capitalismo, independientemente de sus formas, ninguno de sus enunciados se cumple. De realizarse entraría en un colapso, más allá de sus crisis internas. No puede generar trabajo, educación, vivienda o producir alimentos para todos los seres del planeta. Menos aún repartir la riqueza. En otras palabras, se torna inviable. No representa una alternativa para homo sapiens sapiens. El capitalismo es un orden represivo incapaz de evolucionar hacia una democracia donde vivir una vida digna. En otras palabras bloquea la libertad de realización: poder ejecutar y convertir en realidad aquello que hemos elegido y decidido. Este concepto de Luis Villoro identifica el límite de un régimen excluyente y concentrador de la riqueza en todos los órdenes, inclusive antes del nacimiento. En un estudio del Instituto de Investigaciones de Naciones Unidas para el Desarrollo Social y el Grupo de Investigaciones Agrarias sobre el hambre en las economías agroalimentarias de exportación realizado por Gonzalo Martner a fines de los años 80 se constataron algunas de las consecuencias del cambio de la dieta alimenticia en las futuras madres y en los futuros niños. “En el caso de los niños, los efectos a corto y largo plazos de la subalimentación son devastadores. No obstante la protección a la vida intrauterina, dichos efectos comienzan a manifestarse antes del nacimiento a raíz de la carencia de elementos nutritivos aportados por las madres insuficientemente alimentadas. Ello se traduce en aumentos de peso frecuentemente inferiores a los normales y por último en un peso insuficiente del niño desde el nacimiento, en trabas a la producción de leche materna y en efectos sobre la evolución cerebral: en el caso de la subalimentación de la madre el número de neuronas producidas hasta el séptimo mes disminuye, junto con las conexiones neuronales y a la mielinización de las neuronas, una de cuyas funciones es la transferencia de información… Cabe así subrayar que los daños cerebrales, cuyo carácter es irreparable, hacen imposible cualquier futura igualdad de oportunidades, se producen desde la concepción al tercer año de vida.”

Si el estudio se proyecta sobre el último informe de la FAO de 2008, donde se señala el aumento del hambre, de los precios de los alimentos y de mil millones de personas en condiciones de subalimentación en África, Asia y América Latina, estamos hablando de un retroceso de la condición humana. El primer derecho de igualdad y de libertad en el feto deja de cumplirse antes de nacer, a pesar de lo que dicen la iglesia y las asociaciones pro vida, tanto como las antiabortistas. ¿Dónde están los derechos humanos previos al nacimiento? Ahora están en manos de las trasnacionales de la soya y los agrocombustibles. Un quinto de los futuros habitantes del planeta tendrán inteligencia limitada. Clínicamente padecerán idiotez y, por ende, no podrán desplegar una vida digna. Son las consecuencias de la mielinización neuronal, apuntada por Martner. Hoy resultado voluntario de las políticas alimenticias diseñadas por los países dominantes y empresas como Monsanto. El uso de transgénicos, el alto costo de las semillas, el control monopólico de sus precios, por poner otro caso de violación de los derechos humanos, ha conllevado sólo en India al suicidio en un año, denunciado por el príncipe Carlos de Inglaterra, de 150 mil campesinos con raticida e insecticidas ante la imposibilidad de pagar las deudas con las financieras.

Los derechos humanos no son violados por estados o gobiernos en abstracto, lo son por banqueros, empresarios, militares, trasnacionales. Tienen nombres y apellidos. Ellos cuentan con el aval de los estados, los gobiernos y el Vaticano, quienes en nombre de la cruz y la espada, las libertades del mercado y de las leyes de la oferta y la demanda, asesinan a un quinto de la población mundial. Como ejemplo del cinismo del primer mundo, en medio de la recesión, grandes almacenes de Madrid han bajado sus precios, el resultado es óptimo. Más beneficios que en todo el año. El negocio es el negocio. El primer derecho humano: apoyar el consumo. Que otros se suiciden con insecticida es mera estadística. No resulta extraño que las encuestas en América Latina reflejen alarmantemente preferencias de ciudadanos por regímenes autoritarios con tal de tener seguridad y poder consumir. Orden y progreso. Para este viaje no hacen falta los derechos humanos.

Breves reflexiones sobre la revuelta en Atenas ----- Mike Davis

Breves reflexiones sobre la revuelta en Atenas



1. Pienso que nuestras sociedades están supersaturadas con rabia no reconocida, una que repentinamente puede cristalizar en torno a algún incidente aislado de abuso policiaco o de represión estatal. Aunque las semillas de la revuelta se han sembrado flagrantemente, la sociedad burguesa casi no reconoce que es su propia cosecha.

En Los Ángeles en 1992, por ejemplo, cada adolescente en las calles (o para el caso todo policía de turno, a pie) supo que venía el Armagedón. Las ensanchadas líneas de quiebre entre la juventud de las barriadas y el gobierno de la ciudad debieron haber sido visibles hasta para el más ingenuo de los observadores: arrestos masivos semanales, innumerables tiroteos de policías contra chavales desarmados, una indiscriminada caracterización de los jóvenes de color como gángsters, unos injuriantes dobles criterios de justicia, y así por el estilo. No obstante, cuando ocurrió la erupción, en la ola del veredicto de la corte que exoneraba al policía que casi había matado a Rodney King a golpes, las elites políticas y de los medios reaccionaron como si alguna fuerza secreta, impredecible, se hubiera desatado desde las profundidades de la Tierra.

Subsecuentemente, los medios (que sobrevolaban en helicópteros casi todos) intentaron manejar la percepción mundial del motín mediante la simplificación y el estereotipamiento drásticos: las pandillas de negros estaban en las calles incendiando y saqueando. De hecho, el veredicto en torno al caso Rodney King se volvió el núcleo respecto del cual diversos agravios se aglutinaron. De los miles arrestados pocos eran en realidad los miembros de pandillas y únicamente un tercio era siquiera afroestadunidense. La mayoría eran inmigrantes pobres o sus hijos, que fueron arrestados por robar pañales, zapatos y televisores de las tiendas locales. La economía de Los Ángeles estaba (aún está) en un profunda recesión y los barrios latinos pobres al oeste y al sur del centro de la ciudad fueron los más afectados, pero la prensa nunca había informado de su miseria existencial, así que casi se ignoró por completo la dimensión de “motín por pan” del levantamiento.

De modo semejante, en la Grecia actual, una atrocidad policiaca “normal” finalmente dispara un brote que se estereotipa como furia inexplicable y se culpa a los anarquistas de las sombras, cuando que, de hecho, “guerra civil de baja intensidad” es el término que mejor caracterizaría lo que desde hace mucho es la relación entre la policía y varios estratos de jóvenes.

2. No estoy calificado, en lo absoluto, para comentar la especificidad de las condiciones griegas, pero tengo la impresión de que hay importantes contrastes con la Francia de 2005. La segregación espacial de los jóvenes inmigrantes y pobres parece menos extrema que en París, pero las perspectivas de empleo para los muchachos pequeñoburgueses son considerablemente peores: la intersección de estas dos condiciones trae a las calles de Atenas a una coalición más diversa de estudiantes y jóvenes adultos desempleados. Más aún, heredan una continuada tradición de protesta y una cultura de la resistencia que es única en Europa.

3. ¿Qué demanda la juventud griega? Seguramente percibe con claridad implacable que la depresión mundial cancela las reformas tradicionales del sistema educativo y el mercado laboral. ¿Por qué habrían de tener fe alguna en la repetición seriada del Pasok (el Panellinio Sosialistiko Kinima o Movimiento Socialista Panelénico) y sus promesas rotas?

Pero sí, están ustedes en los cierto: ésta es una especie original de revuelta, prefigurada por los motines anteriores en Los Ángeles, Londres y París, pero que surge de un nuevo y más profundo entendimiento de que el futuro ya lo saquearon por adelantado. De hecho, ¿qué generación en la historia moderna (aparte de los hijos de la Europa de 1914) ha sido tan totalmente traicionada por los patriarcas?

Me angustia esta pregunta porque tengo cuatro hijos y aun el más joven entiende que su futuro puede ser radicalmente diferente que mi pasado. La cohorte de mi generación [los llamados bayboomers] le hereda a sus hijos una economía mundial rota, extremos de inequidad social que aturden, brutales guerras en las fronteras imperiales y un clima planetario fuera de control.

4. A Atenas se le mira ampliamente como la respuesta a la pregunta: “¿Y después de Seattle qué?” Recuerden las manifestaciones contra la OMC y la “batalla de Seattle” en 1999, que abrieron una nueva era de protestas no violentas y activismo de base; la tremenda popularidad de los Foros Sociales Mundiales; las demostraciones de protesta contra la invasión de Irak por Bush en 2003, que tenían la fuerza de millones de personas, y el amplio respaldo hacia los Acuerdos de Kyoto, todo esto auguraba una enorme esperanza de que un “mundo alterno” podía aún nacer.

Desde entonces, la guerra no ha terminado, las emisiones de gases con efecto invernadero aumentaron muchísimo y el movimiento del foro social ha languidecido. Un ciclo completo de protesta llegó a su fin justo en el momento en que estalló la caldera de Wall Street del capitalismo globalizado, y deja en su ola problemas más radicales y nuevas oportunidades para el radicalismo.

La revuelta en Atenas termina con la reciente sequía de rabia. Sus cuadros parecen tener muy poca tolerancia hacia las consignas esperanzadoras o las soluciones optimistas, lo que los distingue de las demandas utopistas de 1968 o el espíritu anhelante de 1999. Esta ausencia de demandas de reforma (y como tal, de cualquier manejo convencional de las protestas), por supuesto, es lo que es más escandaloso, no los cocteles molotov o las vitrinas rotas. No recuerda tanto a la izquierda estudiantil de los años 60 sino a las intransigentes revueltas del anarquismo de los descastados de Montmartre en la década de 1890 o del Barrio Chino de Barcelona a principios de la década de 1930.

Algunos activistas estadunidenses, por supuesto, consideran esto como la renovación de la protesta al estilo Seattle, con la cuota temporal de pasión mediterránea. Encaja con una idea de que “Obama-traerá-cambios”, en un paradigma de entendimiento que es una repetición de los movimientos de reforma política de los años 30 o los 60.

Pero otros jóvenes que conozco rechazan esta interpretación sacada de la manga. Se identifican a sí mismos (igual que los anarquistas de fin d’siecle) como una “generación condenada” y miran en las calles de Atenas la métrica apropiada de su propia rabia.

Hay el peligro, por supuesto, de sobrestimar la importancia de una erupción en un escenario nacional específico, pero el mundo se ha vuelto inflamable y Atenas es el primer chispazo.

Traducción: Ramón Vera Herrera.

sábado, 15 de noviembre de 2008

... and miles to go before I sleep....



Stopping By Woods On A Snowy Evening

Whose woods these are I think I know.
His house is in the village though;
He will not see me stopping here
To watch his woods fill up with snow.
My little horse must think it queer
To stop without a farmhouse near
Between the woods and frozen lake
The darkest evening of the year.
He gives his harness bells a shake
To ask if there is some mistake.
The only other sound's the sweep
Of easy wind and downy flake.
The woods are lovely, dark and deep.
But I have promises to keep,
And miles to go before I sleep,
And miles to go before I sleep.

by Robert Frost

jueves, 4 de septiembre de 2008

La conquista del narco es la misma

Ricardo Robles O. La Jornada, 4 de septiembre 2008

La conquista del narco es la misma

La reciente matanza en Creel, Chihuahua, nos hace repensar qué hay detrás, qué no vemos. Sí, hay complicidades, corrupciones, podredumbre… pero parece que más detrás hay más. La percepción rarámuri del fenómeno nos ayuda a tocar fondo.

Desde hace tiempo, pero especialmente en los meses recientes, un grupo de amigas y amigos hemos buscado comprender mejor lo que en la sierra Tarahumara significa la cada vez más extendida presencia del narco. Es la narcosiembra, que en algunas regiones lleva ya cuatro generaciones de narcocultivadores y ha hecho de esta actividad un modo de vida ordinario, casi el único ya. Pero es también el narcoacarreo, la narcolucha por el control de territorios, la narcocorrupción generalizada, las narcoelecciones compradas, los narcolavaderos del dinero abundante y son también el narcomenudeo y el narcoconsumo.

Resulta evidente además que quienes se ven implicados o se van adentrando en cualquiera de estos aspectos del fenómeno narco, encuentran bienes en él, ingresos –por ejemplo– ante la depauperación a que van siendo sometidos por las economías de explotación salvaje, o de libre mercado, como también se dice.

Ven soluciones en esta actividad del narco y no les queda una amplia gama de opciones para elegir mejor. Ven males también, pero les parecen menores, como resulta ser el riesgo de la vida para los migrantes del desierto.

Todo esto enmaraña una madeja de economía, política, infraestructura regional, principios normativos y valores propios del narco –una cultura quizá– que penetra en diversos grados, paulatinamente, a todos los niveles sociales. Se trata en realidad de una “conquista” con su oro de por medio, su despotismo, sus esclavitudes… con su guerra y todo.

Me lo hizo ver un rarámuri en una plática simple. Preguntó qué es lo novedoso que vemos en el narco, cuando es lo mismo de siempre desde hace cinco siglos. Es otra actividad en la que se presiona y obliga a trabajar a los indígenas, pero es lo mismo. Igual fueron las minas, dijo –palabras más, palabras menos–, igual hubo violencias y crímenes, igual hubo muertes, igual hubo enriquecidos y pobres y en todo nos dejaron la peor parte. Igual fue la invasión de nuestros territorios, igual el saqueo de nuestros bosques, igual va siendo el turismo que hasta nuestra agua se la queda, igual están regresando las mineras. Igual un día trajeron las siembras de mariguana y de amapola. Para nosotros es la misma cosa, así son los invasores, pero a la mejor para ustedes resulta novedad.

Podríamos matizar sus afirmaciones, encontrar niveles y grados en ellas, pero no son rebatibles. Su lógica brota desde la consistencia de abajo y es contundente.

Quizá la única novedad verdadera es que la sangre nos está salpicando de cerca a todos, o que todos estamos siendo conquistados, tiranizados, sometidos, y que los conquistadores son cada vez menos y vienen por todo. Es cuestión de engañar con cuentas alegres y cuentas de vidrio, con espots por ejemplo, para timar y arrebatarlo todo.

En la Tarahumara no hay petróleo, pero de él podría decirse lo mismo que se dice del narco. Sólo que las leyes ya se hicieron y quieren refinarse hoy para los conquistadores del petróleo y no parece conveniente hacerlas en el caso del narco, se arruinaría el negocio y se destaparía el infierno. Justamente en eso andamos ahora. Vaya coincidencia.

Y las mineras insolentes, impunes, tramposas y envenenadoras de la vida, ¿por qué andan tan protegidas como los sicarios a quienes se despeja el campo para que hagan su jale de muerte? ¿Por qué así andan los talamontes y los depredadores de manglares y los urbanizadores de terrenos biodiversos o inundables, o los secuestradores uniformados?

No sólo el narco está matando, su único agravante es al fin convencional, lo anda haciendo sin respaldo legal.

Así va avanzando la guerra del narco, armada a morir, pero sólo es una faceta de la actual conquista de México, y de la del mundo según se pretende.

Sobre los pueblos indios es la misma guerra, la historia vuelve sobre sus propias huellas, las rebeldías se crecen por el mundo, las potencias derrochan, el hambre aumenta, se despedaza el equilibrio frágil de la naturaleza… Nuevamente, sin que sepamos cuándo ni cómo, la presión superará al recipiente que la usa, la ambición global reventará en las manos de sus engendradores. Así ha caminado la historia, y así se va enrumbando.

domingo, 20 de julio de 2008

Un mensaje lleva a otro - John Berger

John Berger (La Jornada, 13 de julio de 2008)

Un mensaje lleva a otro - Cómo resistir la prisión-mundo

La maravillosa poeta estadunidense Adrienne Rich apuntó, en una conferencia reciente, que: “Este año, un informe del Bureau of Justice Statistics (oficina de estadísticas judiciales) revela que uno de cada 136 residentes en Estados Unidos está tras las rejas –muchos en cárceles, sin que se les haya dictado condena.”

En la misma conferencia, citó al poeta griego Yannis Ritsos:

En el campo, la última
golondrina se dilata en partir, y
se mece en el aire como listón
negro en la manga del otoño.

No queda nadie más.

Sólo las casas quemadas
que arden quietas.

* * *

Descolgué el teléfono y supe de inmediato que eras tú que me llamabas desde tu departamento en la vía Paolo Sarpi. (Dos días después de que los resultados electorales anunciaran el retorno de Berlusconi.) La velocidad con que identificamos una voz familiar que llega de la nada es algo que conforta pero también tiene algo de misterioso. Porque las medidas, las unidades que utilizamos en calcular la clara distinción entre una voz y otra, no pueden formularse y son innombrables. No tienen código. En estos días hay más y más códigos.

Así que me pregunto si no habrá otras medidas, igualmente sin código y no obstante precisas, con las cuales calcular otros supuestos.

Por ejemplo, el monto de la libertad circunstancial que existe en una situación dada, su rango y sus límites estrictos. Los prisioneros se vuelven expertos en esto. Desarrollan una sensibilidad particular hacia la libertad, no en tanto principio sino en tanto sustancia áspera y granular. Casi de inmediato detectan los fragmentos de libertad cuando ocurren.

* * *

En un día ordinario, cuando nada sucede y las crisis que se anuncian hora tras hora son ya nuestras viejas conocidas –y mientras los políticos se presentan a sí mismos como única alternativa a la catástrofe–, las personas intercambian miradas al cruzarse unas con otras para cotejar si los demás entienden lo mismo cuando murmuran: así es la vida.

Es frecuente que otros contemplen lo mismo y en ese instante compartan un cierto tipo de cercanía ante algo que no han dicho ni discutido.

Busco palabras para describir el periodo de la historia en que vivimos. Decir que no tiene precedentes significa muy poco, porque ningún periodo tiene precedentes desde que se descubrió lo que llamamos historia.

No busco una definición compleja para el periodo que atravesamos –hay algunos pensadores, como Zygmunt Bauman, que han asumido esta esencial tarea. Sólo busco una figura que sirva como coordenada, como hito o mojonera. Las mojoneras no se explican plenamente por sí mismas, pero ofrecen un punto de referencia que se puede compartir. En eso son parecidas a las suposiciones tácitas contenidas en los proverbios populares. Sin referentes hay un gran riesgo de que los humanos demos vueltas y vueltas.

* * *

El referente que encontré es ése de la prisión. Nada menos. Por todo el planeta vivimos en una prisión.

La palabra nosotros, cuando se imprime o se pronuncia en las pantallas, se ha vuelto sospechosa. Todo el tiempo la usan los que, detentando el poder, con demagogia dicen hablar por aquellos a quienes les niegan ese poder. Hablemos de nosotros pronunciando ellos. Ellos viven en una prisión.

Qué clase de prisión, cómo se construyó, dónde está situada, ¿o acaso utilizo la palabra únicamente como figura del lenguaje?

No, no es metáfora, el encarcelamiento es real, pero para describirlo tiene uno que pensar históricamente.

Qué tipo de prisión

Michel Foucault ha mostrado gráficamente que la penitenciaría fue una invención de fines del siglo XVIII, principios del XIX, vinculada de cerca con la producción industrial y sus fábricas y su filosofía utilitaria. Antes hubo cárceles que eran extensiones de las jaulas y los calabozos. Lo que distingue a la penitenciaría es el número de presos que puede empacar, y el hecho de que todos ellos se encuentren bajo continua vigilancia –gracias al modelo del panóptico, según lo concibiera Jeremy Bentham, que introdujo el principio de la contabilidad a la ética.

La contabilidad exige que toda transacción se anote. Por eso las paredes circulares de las penitenciarías, las celdas dispuestas en círculos y la torre de vigilancia como tornillo en el centro. Bentham, quien fuera el tutor de John Stuart Mill a principios del siglo XIX, fue el filósofo utilitarista que más justificó el capitalismo industrial.

Hoy, en la era de la globalización, el mundo está dominado por el capital financiero, no el capital industrial, y los dogmas que definen la criminalidad y la lógica del encarcelamiento han cambiado radicalmente. Las penitenciarías existen aún y se construyen más y más. Pero los muros de la prisión sirven ahora para un propósito diferente. Lo que constituye una área carcelaria se ha transformado.

* * *

Hace veinticinco años, Nella Bielski y yo escribimos A Question of Geography, una obra acerca del gulag. En el acto dos un zek (un prisionero político) habla con un niño que acaba de llegar acerca de las opciones, de los límites a los que puede elegirse en un campo de trabajo.

Cuando te arrastras de regreso, después de un día de laborar en la taiga, cuando te hacen marchar de regreso, medio muerto de fatiga y de hambre, te dan una ración de sopa y pan. En cuanto a la sopa, no hay opción –tienes que comerla mientras todavía esté caliente, o por lo menos tibia. Y en cuanto a los 400 gramos de pan, tienes una opción. Por ejemplo, puedes cortarlo en tres pedazos: uno para comerlo junto con la sopa, otro para chuparlo antes de dormir en tu camastro y el tercero para guardarlo hasta la mañana siguiente a las diez, cuando trabajes en la taiga y el vacío de tu estómago se sienta como una piedra.

Te hacen vaciar una carretilla llena de rocas. En cuanto a empujar la carretilla hacia el tiradero no hay opción alguna. Ahora que está vacía hay una opción. Puedes llevar tu carretilla de regreso en la misma posición en que la trajiste o –si eres listo, y la sobrevivencia te aviva– puedes empujarla casi parada. Si eliges el segundo modo le das un descanso a los hombros.

Si eres un zek y te vuelven líder de un equipo, tienes la opción de jugar a ser un cabrón o no olvidar nunca que eres un zek.

El gulag ya no existe. Sin embargo, hay millones que trabajan en condiciones no muy diferentes. Lo que ha cambiado es la lógica policiaca aplicada a los obreros y a los criminales.

En los gulag, los prisioneros políticos, categorizados como criminales, fueron reducidos a trabajadores esclavos. Hoy, millones de obreros explotados brutalmente son reducidos al estatus de criminales.

La ecuación del gulag, que igualó criminal con trabajador esclavo, la redactó de nuevo el neoliberalismo igualando al trabajador con un criminal oculto. Todo el drama de la migración global está expresada en esta nueva fórmula: aquellos que trabajan son criminales en potencia. Cuando los acusan, son hallados culpables de intentar sobrevivir a toda costa.

Quince millones de mujeres y hombres mexicanos trabajan en Estados Unidos sin papeles y en consecuencia son ilegales. En la frontera entre México y aquel país se está construyendo un muro de concreto de mil 200 kilómetros y un muro “virtual” de mil 800 torres de vigilancia. Pero, por supuesto, se hallarán caminos –todos ellos peligrosos– para darles la vuelta.

Entre el capitalismo industrial –dependiente de la manufactura y las fábricas– y el capitalismo financiero –dependiente de la especulación de libre mercado y los mercachifles de mostrador– el área carcelaria cambió. (Hoy, las transacciones financieras especulativas suman diario un billón 300 mil millones de dólares; cincuenta veces la suma de los intercambios comerciales.)

La prisión es ahora tan grande como el planeta y sus zonas asignadas varían. A veces se les dice sitio de trabajo, o campo de refugiados, centro comercial, periferia, guetto, conjunto de oficinas, favela, suburbio… Lo esencial es que en estas zonas todos están igualmente encarcelados y, por ende, son los compañeros presos.

* * *

Es la primera semana de mayo y en las laderas de colinas y montañas, a lo largo de las avenidas que circundan las rejas, en el hemisferio norte, se renuevan las hojas de la mayoría de los árboles. No sólo son distintas todas sus variedades de verde, sino que la gente tiene la impresión de que cada una de las hojas es distinta, por lo que se confronta no con billones (la palabra la corrompieron los dólares) sino con una multitud infinita de hojas nuevas.

Para los prisioneros, los pequeños signos de la continuidad de la naturaleza han sido siempre, y siguen siendo, un acicate encubierto para la confianza.

* * *

Hoy, el propósito de casi todos los muros de la prisión (de concreto, electrónicos, de patrullaje o de interrogatorio) no es mantener a los prisioneros dentro para corregirlos, sino mantenerlos fuera y excluirlos.

Casi todos los excluidos son anónimos –por eso hay la obsesión de las fuerzas de seguridad con el asunto de la identidad. También son incontables. Por dos razones. Primero, porque su cantidad fluctúa: cada hambruna, desastre natural e intervención militar (hoy llamadas acciones policiacas) disminuye o incrementa la multitud de excluidos. Segundo, porque evaluar su número es confrontar la verdad de que ellos constituyen la mayoría de los que viven sobre la tierra, y para el poder asumir esto implica hundirse en el absurdo absoluto.

* * *

¿Han notado que cada vez es más difícil sacar las mercancías pequeñas de sus empaques? Algo semejante ocurre con las vidas de quienes tienen un empleo que les brinda ganancias. Quienes tienen empleo legal y no son pobres viven en un espacio muy reducido que les permite menos y menos opciones –excepto la opción binaria y continua entre obedecer y la desobediencia. Sus horas laborales, su lugar de residencia, sus habilidades pasadas, su experiencia, su salud, el futuro de sus niños –todo lo que queda fuera de su función como empleados– ha tenido que asumir un pequeño segundo lugar ante las imprevisibles y vastas exigencias de la ganancia en efectivo. Es más, la rigidez de esta regla de la casa se conoce como flexibilidad. En prisión las palabras se voltean de cabeza.

La alarmante presión de las condiciones del trabajo muy calificado obligaron recientemente a las cortes japonesas a reconocer y definir una nueva categoría propuesta por los médicos forenses: “muerte por trabajo excesivo”.

Ningún otro sistema es posible, le dicen a los empleados bien remunerados. No hay alternativa. Tomen el elevador. El elevador es tan diminuto como una celda.

* * *

Los pueblos no tienen sino el
grado de libertad que su audacia
le conquista al miedo.

Stendhal

Observo a una niña de cinco años mientras toma su clase de natación en la piscina municipal techada. Lleva un traje de baño azul oscuro. Puede nadar y sin embargo le falta la confianza para nadar sola sin ayuda alguna. La instructora la lleva al lado profundo de la alberca. La niña está por brincar al agua y mientras se aferra a la barra larga que le extiende su maestra. Es una manera de que le pierda el miedo al agua. Lo mismo hicieron ayer.

Hoy, ella quiere que la niña brinque sin tomarse de la barra. ¡Uno, dos, tres! La niña brinca, pero en el último momento se prende de la barra. No se profieren palabras. Una leve sonrisa cruza entre la mujer y la niña. La niña se apena, la mujer es paciente.

La niña sale de la piscina trepando por la escala y regresa al borde. Voy a brincar otra vez, dice. La mujer asiente. La niña inhala, expele el aire y brinca, con las manos a los lados, sin sostenerse de nada. Cuando sale a la superficie, la punta de la barra está ahí enfrente de su nariz. De dos brazadas llega a la escala sin tocar la barra. ¡Bravo!

En el momento en que la niña brincó sin prenderse de la barra, ninguna de las dos mujeres estaba en prisión.

* * *

Miremos la estructura del poder del mundo sin precedentes que nos circunda y cómo funciona su autoridad. Toda tiranía encuentra e improvisa su propia serie de controles. Es por eso que al principio uno no los identifica como los crueles controles que son.

Las fuerzas de mercado que dominan al mundo aseguran que son inevitablemente más fuertes que cualquier Estado-nación. Su afirmación la corroboran minuto a minuto eventos que van de la llamada no solicitada que intenta persuadir a quien contesta de comprar una nueva póliza de seguro médico o pensión, al más reciente ultimátum de la Organización Mundial de Comercio.

El resultado es que la mayoría de los gobiernos no gobierna más. Un gobierno ya no maniobra hacia su destino escogido. El término horizonte, con su promesa de un futuro esperado, se desvaneció como discurso político –en la derecha y en la izquierda. Lo que queda es debatir cómo medir los restos. Las encuestas de opinión remplazan el rumbo, remplazan el deseo.

La mayoría de los gobiernos pastorean en lugar de proponer un rumbo. (En la jerga carcelaria estadunidense, pastor es uno de las muchos apodos usados para los carceleros.)

En el siglo XVIII, al encarcelamiento de largo plazo se le definía, con gran aprobación, como “muerte civil”. Tres siglos más tarde, los gobiernos imponen, por ley, por fuerza y mediante el ajetreo de las amenazas económicas, regímenes masivos de “muerte civil”.

* * *

¿No era una forma de prisión vivir bajo cualquiera de las tiranías del pasado? Sí, pero no en el modo que describo. Lo que se vive hoy es nuevo por su relación con el espacio.

Es aquí donde el pensamiento de Zygmunt Bauman es iluminador. Él apunta que las fuerzas corporativas de mercado que ahora gobiernan el mundo son extraterritoriales, es decir, “sin restricciones territoriales, sin restricciones de localidad”. Son perpetuamente remotas, anónimas y nunca toman en cuenta las consecuencias físicas, territoriales, de sus acciones. Y cita a Hans Tietmeyer, presidente del Banco Federal de Alemania: “El reto de hoy es crear condiciones favorables para dar confianza a los inversionistas”. La prioridad suprema y única.

En seguimiento de esto, la tarea que le asignan a los obedientes gobiernos nacionales es controlar las poblaciones mundiales de productores, consumidores y pobres marginados.

El planeta es una prisión y los gobiernos obedientes, sean de derecha o de izquierda, son los pastores, los guardias.

* * *

El sistema-prisión opera gracias al ciberespacio. Éste ofrece al mercado una velocidad de intercambio que lo vuelve casi instantáneo, y que se usa, día y noche, para comerciar por todo el mundo. A partir de esta velocidad la tiranía del mercado obtiene su licencia extraterritorial. Tal velocidad, sin embargo, tiene un efecto patológico sobre sus usuarios: los anestesia. Pase lo que pase, el Negocio como de Costumbre.

No hay lugar para el dolor en tal velocidad: quizá existan anuncios de la existencia de un dolor, pero no alcanzan para hacer sentir su sufrimiento. En consecuencia, la condición humana se desvanece, es excluida de la operación del sistema. Los operadores, los estafadores, están solos porque son ruines en extremo.

Antes, los tiranos eran inmisericordes e inaccesibles pero eran vecinos, gente sujeta al dolor. Éste ya no es el caso, lo que a largo plazo será el error fatal del sistema.

* * *

Las altas puertas se vuelven
a cerrar
Estamos dentro del patio
carcelario
en una nueva temporada

Tomas Transtömer

Ellos son (nosotros somos) compañeros presos. Reconocer eso, en cualquier tono de voz que se declare, contiene una negativa. En ningún lugar como en la prisión se calcula y se espera tanto el futuro, como algo tan rotundamente opuesto al presente. Los encarcelados nunca aceptan el presente como algo definitivo.

Entre tanto, cómo vivir este presente. Qué conclusiones sacar. Qué decisiones tomar. Cómo actuar. Tengo algunas sugerencias, ahora que la mojonera quedó establecida.

De este lado de los muros las experiencias son escuchadas, no hay experiencias que se consideren obsoletas. Aquí se respeta la supervivencia y es un lugar común que con frecuencia la supervivencia dependa de la solidaridad entre los compañeros presos. Las autoridades saben esto –por eso recurren al confinamiento en solitario, sea por medio del aislamiento físico o mediante su manipulador lavado de cerebro, con los cuales los individuos quedan aislados de la historia, con sus legados, de la tierra, y por encima de todo, de un futuro en común.

Ignoren el parloteo de los carceleros. Hay por supuesto carceleros malos y menos malos. En ciertas condiciones es útil distinguir la diferencia. Pero lo que dicen –aun los menos malvados– es pura mierda. Sus himnos, sus consignas, sus fórmulas para encantar, como la seguridad, la democracia, la identidad, la civilización, la flexibilidad, la productividad, los derechos humanos, la integración, el terrorismo, la libertad, se repiten y se repiten con el fin de confundir, dividir, distraer y sedar a los compañeros presos. En este lado de los muros, las palabras que profieren los carceleros carecen de sentido y ya no son útiles para pensar. Cortan la nada. Hay que rechazarlas aun cuando se piensa en silencio.

En contraste, los prisioneros tienen su propio vocabulario con el que piensan. Muchas palabras se mantienen en secreto y muchas son locales, con incontables variaciones. Frases y palabras diminutas que contienen un mundo: “te muestro mi modo”, “algunas veces me pregunto”, “pajarillo”, “algo pasa en el ala B”, “encuerado”, “toma este arete pequeño”, “murió por nosotros”, “anda, llégale, dale nomás”, etcétera.

* * *

Entre los compañeros presos hay conflictos, algunas veces violentos. Todos los prisioneros están privados, aunque hay diversos grados de privación y las diferencias de grado provocan envidias. De este lado de los muros la vida vale muy poco. Que la tiranía global no tenga rostro alienta cacerías para hallar chivos expiatorios, para hallar enemigos definibles en lo instantáneo entre los otros prisioneros. Las asfixiantes celdas se tornan entonces una casa de locos. Los pobres atacan a los pobres, los invadidos saquean a los invadidos. No hay que idealizar a los compañeros presos.

Al no idealizar, tomen nota de lo que guardan en común –su sufrimiento, su entereza, su astucia– que son más significativas, más reveladoras, que aquello que los separa. Y de esto, nacen nuevas formas de solidaridad. Las nuevas solidaridades comienzan con el reconocimiento mutuo de las diferencias y la multiplicidad. Ésa es la vida. Una solidaridad, no de masas, sino de interconectividad, mucho más apropiada para las condiciones de la vida en prisión.

* * *

Las autoridades sistematizan lo más posible sus acciones con tal de mantener mal informados a los compañeros presos de lo que ocurre en otras partes de la prisión mundial. En el sentido agresivo del término estas autoridades no indoctrinan. El indoctrinamiento está reservado para entrenar a la pequeña élite de mercaderes y de expertos gerenciales de mercado. Para la enorme población de presos, no es el propósito activarlos, sino mantenerlos en incertidumbre pasiva, recordarles sin cesar que no hay nada en la vida sino riesgos, y que la tierra es un lugar inseguro.

Esto se logra con una información cuidadosamente seleccionada, con desinformación, con comentarios, rumores y ficciones. Al funcionar, esta operación propone y mantiene una alucinante paradoja porque engaña a la población de la cárcel haciéndola creer que la prioridad de cada uno es hacer arreglos para conseguir su propia protección personal y adquirir de algún modo, aun estando en la cárcel, su propia exención particular del destino común.

La imagen de la humanidad, según la transmite esta visión del mundo, es nuevamente algo sin precedentes. La humanidad es presentada como cobarde. Sólo los ganadores son valientes. Además, no hay dones, sólo hay premios.

Los prisioneros siempre han encontrado formas de comunicarse unos con otros. En la prisión global de hoy el ciberespacio puede ser usado en contra de los intereses de quienes primero lo instalaron. Así, los prisioneros se informan entre ellos acerca de lo que el mundo hace día tras día, y persiguen las historias suprimidas del pasado con tal de erguirse hombro con hombro con los muertos.

Al hacerlo así, redescubren pequeños dones, ejemplos de valentía, una rosa en una cocina donde no hay suficiente qué comer, penas indelebles, lo infatigable de las madres, la risa, la ayuda mutua, el silencio, la resistencia que se agranda siempre, el sacrificio voluntario, más risa.

Los mensajes son breves pero se esparcen en la soledad de sus (nuestras) noches.

* * *

La última sugerencia no es táctica sino estratégica.

El hecho de que los tiranos del mundo sean extraterritoriales explica la extensión de su poder de vigilancia, pero anuncia también una debilidad próxima. Operan en el ciberespacio y se alojan en condominios resguardados. No tienen conocimiento alguno de la tierra que los circunda. Aun más, desprecian ese conocimiento por considerarlo superficial, sin profundidad. Únicamente cuentan los recursos extraídos. No pueden escuchar a la tierra. En el terreno son ciegos. En lo local, están perdidos.

Para los compañeros presos lo contrario es cierto. Las celdas tienen muros que tocándose cruzan todo el mundo. Los actos efectivos de resistencia sostenida están incrustados en lo local, cerca y lejos. La resistencia más remota es escuchar a la tierra.

Poco a poco, la libertad no se encuentra fuera, sino en las profundidades de la prisión.

* * *

No sólo reconocí tu voz que me hablaba desde tu departamento en la vía Paolo Sarpi. Pude también adivinar, gracias a tu voz, lo que estabas sintiendo. Sentí la exasperación o, más bien, la exasperada entereza que se mezclaba –y eso es tan típico de ti– con los rápidos pasos encaminados a la esperanza siguiente.

Traducción: Ramón Vera

Entrevista al Dr. Rodolfo Stavenhagen sobre la Declaración Universal de los Pueblos Indígenas

Entrevista al
Dr. Rodolfo Stavenhagen

sobre la Declaración Universal de los Pueblos Indígenas


Cortesía de CNN en Español






jueves, 12 de junio de 2008

... dos poemas compañeros.....

comp@s, van un par de poemas... de esos poemas de amor lucha rebeldía.... ambos los escuche por primera vez en chiapas, con los zapatistas... van los poemas y los audios que escuché entonces.... y así, entonces y ahora, me estremecen a las lágrimas....

comp@s... que su camino esté lleno de bendiciones
...
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The Seventh

Attila Jozsef


If you set out in this world,
better be born seven times.
Once, in a house on fire,
once, in a freezing flood,
once, in a wild madhouse,
once, in a field of ripe wheat,
once, in an empty cloister,
and once among pigs in a sty.
Six babes crying, not enough:
you yourself must be the seventh.

When you must fight to survive,
let your enemy see seven.
One, away from work on Sunday,
one, starting his work on Monday,
one, who teaches without payment,
one, who learned to swim by drowning,
one, who is the seed of a forest,
and one, whom wild forefathers protect,
but all their tricks are not enough:
you yourself must be the seventh.

If you want to find a woman,
let seven men go for her.
One, who gives his heart for words,
one, who takes care of himself,
one, who claims to be a dreamer,
one, who through her skirt can feel her,
one, who knows the hooks and snaps,
one, who steps upon her scarf.
let them buzz like flies around her.
You yourself must be the seventh.

If you write and can afford it,
let seven men write your poem.
One, who builds a marble village,
one, who was born in his sleep,
one, who charts the sky and knows it,
one, whom words call by his name,
one, who perfected his soul,
one, who dissects living rats.
Two are brave and four are wise;
you yourself must be the seventh.

And if all went as was written,
you will die for seven men.
One, who is rocked and suckled,
one, who grabs a hard young breast,
one, who throws down empty dishes,
one, who helps the poor to win,
one, who works till he goes to pieces,
one, who just stares at the moon.
The world will be your tombstone:
you yourself must be the seventh.





translated from the Hungarian by John Batki
Tomado de: http://wwwwsonneteighteencom.blogspot.com/2007/12/seventh.html


www.Tu.tv
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Sólo queremos ser humanos

les comparto un poema de un poeta guatemalteco llamado Otto Rene Castillo... Luis Cardoza y Aragón escribe acerca de él:

"Otto René Castillo (1936-1967), poeta guerrillero capturado en la Sierra de las Minas con Nora Paiz, su amor, también combatiente, y quemados vivos el 17 de marzo de 1967, durante el gobierno de Méndez Montenegro. De aquel combate según se cuenta sólo salvó la vida el legendario Pablo Monsanto. Vivió 31 años. Dio a su pueblo su canto y su vida. ¿Qué más puede dar un poeta?" (http://www.patriagrande.net/guatemala/otto.htm)

la primera vez que escuché este poema fue en la pequeña cafetería del caracol de Oventik, en el marco de la celebración que el EZLN llevó a cabo por sus 20 y 10 años en 2004. Aquella ocasión un grupo de música popular de la sierra de guerrero la cantó.... aquí el audio que escuché aquella ocasión......

Desde entonces su poesía rebelde y dolorosamente latinoamericana ha acompañado mis pasos... ésta fue la respuesta a la pregunta que ha marcado mi vida... ¿qué estás leyendo?

Va el poema:
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Sólo queremos ser humanos
Aquí no lloró nadie.
Aquí sólo queremos ser humanos,
darle paisaje al ciego,
sonatas a los sordos,
corazón al malvado,
esqueleto al viento,
coágulos al hemofílico
y una patada patronal
y un recuerdo que nos llora el pecho.
Cuando se ha estado debajo de las sábanas viudas.
Cuando se ha visto transitar el hambre en sentido
contrario.
Cuando se ha temblado en el vientre de la madre,
sin conocer aún el aire, la luz, el grito de la muerte.
Cuando eso nos sucede, no lloran los ojos
sino la sangre humana y lastimada.
Aquí no lloró nadie.
Aquí sólo queremos ser humanos.
Recordarle la patria al desterrado
para verlo revolcarse en la nostalgia.
Cargar un pan en una calle de hambrientos
para que se lancen a mordernos hasta el alma,
darle cara de gallina a la miseria
para que la pueda devorar el hambre,
darle sabor de trigo a la saliva sola
y espíritu de leche a la tormenta.
Cuando se ha nacido entre pañales rotos
y cuando se ha nacido sin pañales.
Cuando nos han limpiado pulcramente el aparato
digestivo.
Cuando se nos dice, comed,
comed vuestra miseria, desgraciados.
Cuando eso acontece, no es llanto el que destilan las
pupilas
es una simple costumbre de exprimir los puños en los
ojos
y decir: aquí no lloró nadie,
aquí sólo queremos ser humanos
comer, reír, enamorarse, vivir,
vivir la vida y no morirla.
¡Aquí no lloró nadie!
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Si quieres leer más poesía de Otto Rene da click aquí

miércoles, 11 de junio de 2008

...más de la crisis alimentaria...

comp@s, van unos videos acerca de la crisis alimentaria... el primero está basado en el ensayo "el negocio de matar de hambre"de la ong GRAIN... si les interesa leer el documento completo lo pueden descargar aquí



en este otro video, vandana shiva habla acerca de la crisis alimentaria actual....

martes, 3 de junio de 2008

Seguridad alimentaria: abajo y a la izquierda

Raúl Zibechi, La Jornada 23 de mayo de 2008

Seguridad alimentaria: abajo y a la izquierda

La crisis alimentaria en curso es uno de los mayores desafíos que enfrentan los pobres del mundo, ya que pone a prueba tanto sus movimientos sociales y políticos como sus formas de sobrevivencia. Como se ha escrito en las últimas semanas, la feroz especulación con las commodities es muestra palpable de la decadencia del capitalismo, que ya sólo puede sobrevivir con base en la “acumulación por desposesión”. Si el neoliberalismo es la guerra para apropiarse de los recursos naturales o bienes comunes, la actual especulación con alimentos puede comprenderse como una guerra contra la vida (de los pobres), una guerra biopolítica por el dominio de los cuerpos.

Aunque los análisis más serios con que contamos aciertan en las causas del alza de precios de los alimentos, no atinan sin embargo a la hora de proponer soluciones. Éstas no vendrán de arriba. Un reciente artículo de Aníbal Quijano (“Descolonialidad del poder: el horizonte alternativo”) señala que “el capitalismo colonial/moderno ya no produce ni producirá más empleo, salvo ‘precarizado’ y ‘flexibilizado’, ni más servicios públicos, ni más libertades civiles”. Las alternativas no vendrán, por lo tanto, ni de los estados ni de las instituciones y organismos internacionales, cuyas acciones, a menudo espectaculares y mediáticas, apenas ponen parches a situaciones puntuales pero nunca abordan soluciones de fondo.

Para eso sería necesario, en primer lugar, dejar de considerar a los alimentos como commodities, o sea como valores de cambio al servicio de la acumulación de capital. Pero no existen instituciones capaces de hacerlo, ya que se topan necesariamente con las multinacionales y los gobiernos que las apoyan, entre ellas, claro, los llamados “progresistas” del cono sur de Sudamérica. La seguridad alimentaria que reclaman los pueblos, aparece en algunas prácticas de los de abajo, como los Sin Tierra de Brasil y el neozapatismo de Chiapas, en línea con la experiencia de millones de campesinos e indígenas que siguen cultivando sus parcelas, diversas y heterogéneas. Para hacerlo resisten el avance de los monocultivos y el militarismo, dos caras de un mismo proceso.

En las grandes ciudades, donde vive la mayor parte de la población de nuestro continente, también avanzan alternativas a la crisis de los alimentos. En las periferias de muchas ciudades latinoamericanas abundan las huertas comunitarias y los cultivos de alimentos, familiares o colectivos, que serán el camino a seguir por millones de pobres urbanos a medida que se profundice lo que una vecina de Ciudad Bolívar, suburbio de Bogotá, define como “guerra mundial por la comida”.

En uno de los barrios de esa gigantesca periferia urbana, llamado Potosí, rodeado de cerros donde los paramilitares dictan su ley, unos 15 mil habitantes inventan formas de agricultura urbana. En sólo cinco años han puesto en pie decenas de huertas en la escuela-comunidad Cerros del Sur, epicentro del movimiento, en los terrenos baldíos del barrio, en las propias viviendas y en las azoteas. La mayor funciona en el jardín infantil, donde los vecinos se turnan en minga (trabajo comunitario rotativo) para producir alimentos orgánicos que se vuelcan en el restaurante comunitario, donde 400 niños eluden la desnutrición.

Los cultivos forman parte de un proyecto de bioseguridad alimentaria que incluye también un mercado, inaugurado hace poco tiempo, donde los campesinos acuden a vender directamente a los vecinos, sin pasar por los intermediarios. El mercado quincenal es la forma visible de la alianza rural-urbana, entre pequeños campesinos y productores y consumidores urbanos, pero es también un espacio donde los pobres se relacionan entre sí, instalan ollas comunitarias, bailan y cantan. Una imagen de mercado similar a la que nos legó Fernand Braudel: el espacio de la vida económica, transparente, de competencia controlada, el terreno de la gente común y, por tanto, de beneficios exiguos. Este tipo de mercado ha sido literalmente aplastado por el capitalismo, donde los monopolios sustituyen la comunicación horizontal por el control vertical.

Uno de los mayores éxitos de las huertas de Potosí son los cultivos de quinua, cereal andino altamente nutritivo que complementa la dieta popular. Los vecinos se autoabastecen de quinua y crearon la Corporación Comunitaria Delicias del Sur, que cosecha, envasa y comercializa el producto. El mercado, situado en la plaza del barrio, es escenario de canjes de semillas y de “rondas populares de negocios” en las que se establecen acuerdos entre productores y consumidores populares, entre ellos los comedores comunitarios de Ciudad Bolívar. Uno de los acuerdos es potenciar el trueque, haciendo que cada productor destine 5 por ciento de su producción al intercambio sin moneda, para que todos puedan tener acceso a otros alimentos y productos.

La seguridad alimentaria forma parte de un proceso de construcción de poder desde abajo. No es apenas una cuestión técnica o de difusión de saberes, como pretenden las ONG. Por eso en Potosí han creado un consejo comunal electivo y cuentan con decenas de coordinadoras de cuadra que velan por la consolidación de la comunidad. Son espacios donde se toman las decisiones del día a día y las que afectan a la comunidad a largo plazo. Esa construcción de poder les ha permitido potenciar la producción de valores de uso, antes confinados al espacio doméstico, hasta convertirse en uno de los modos hegemónicos de producción en el barrio.

Puede replicarse, con razón, que se trata de experiencias locales que difícilmente pueden resolver problemas tan graves y vastos como la crisis alimentaria. Sin embargo, conviene no olvidar que las grandes transformaciones, como señaló el subcomandante Marcos en el Coloquio Aubry en diciembre pasado, “no comienzan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba”.

....espacio para no olvidar ....

.... la memoria es, ya, una esperanza....

... Memorial de Agravios... para muestra, basta un espejo...

... civiles asesinados durante la guerra en irak ...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...
Foto de Pedro Valtierra