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Llamamos a todos y a todas no a soñar, sino a algo más simple y definitivo, los llamamos a despertar. - Sup Marcos (1/enero/1999)

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“Porque en el fondo, uno ama al mundo a partir de la certeza que este mundo, triste mundo convertido en campo de concentración, contiene otro mundo posible. O sea, que el horror está embarazado de maravilla.” -Eduardo Galeano

jueves, 6 de septiembre de 2012

va por ti...



6 de septiembre de 2012

Carajo, Jairo, Carajo.

Te fuiste, Jairo.

[¿Cómo carajos se le escribe una carta a un niño que ha muerto? Pinche Jairo, seguro hubieras reclamado que te nombre ‘niño’… carajo si ya tenías catorce años.]

No te conocí. No he visto esas parede que seguro rayaste en tu barrio de Santiago. Nunca te vi hacer piruetas desde las rampas en tu bicicleta.

No te conocí, pero Jairo, seguro te he visto caminando con ese balanceo de pantalones demasiado amplios; caminando con mirada desafiante bajo la gorra perfectamente desalineada; caminando por las barrancas del poniente de mi ciudad… Desde el pesero, creo haber reconocido tus firmas en las bardas que separan el pueblo de santa fe de este disneylandia donde trabajo. Jairo, disculpa, aquella noche que me perdí en Santiago no te reconocí… no te reconocí y preferí cruzar la calle aceleradamente para no toparte de frente.

Jairo, imagino que pocas veces habrás dejado tu barrio cerca de la Estación Central de Santiago, pero tú, cabro chico, no te perderías en las empinadas calles de Santa Fe ni en los callejones de La merced. Seguro, choro, banda, seguro ya habrías cruzado la frontera al norte burlando toda border patrol; habrías bailado reguetón en Los Ángeles, vestido con jersey gigante de los Dodgers. Sin duda, ya habrías subido fotos al Facebook haciendo señas clave de pertenencia a tu banda.

En realidad, Jairo, tú eres tantos jóvenes, tantos…

Eres, Jairo, tantos tantos jóvenes de cada uno de esos barrios bravos, campamentos, favelas, ciudades perdidas (ciudades olvidades)… de todas y cada una de esas heridas abiertas. Heridas abiertas que cubrimos tras bardas publicitarias, que no queremos mirar desde nuestras calles clasemedieras bien iluminadas, cuyo olor a drenaje estancado nos causa repulsión…

Esas heridas que queremos amputar, extirmar cuando se suben al camión de Tacubaya a asaltar o los vemos temblorosos con la mona en la esquina de nuestra mirada o valientes con el fogón en el cinturón o al mirar dos veces la lágrima negra tatuada en su (tu) rostro.

Eres, Jairo, tantos tantos tantos que viven al límite en nuestras heridas… personajes de esos cuentos cuyo final conocemos. Te vemos y sacudimos la cabeza para alejar la imagen de tu final… del final de tu cuento de héroes y villanos… ¿por qué, Jairo, por qué carajos no podemos cambiar esa pinche historieta? ¿por qué, si conocemos el final, te seguimos dando la espalda? Responde, Jairo, necesito saber.

¿Cuántos de nuestros setenta mil son tú historia? ¿Cuántos de ellos eres tú? ¿Cuántos finales de dos piquetes en riñas sin sentido nos hacen falta, Jairo, para entender que no, no te mereces este final…

Jairo, no te conocí…
                Pinche Jairo…
                               Buen camino.

Que tu animita, Jairo,
                Perdone nuestra rendición,
                               Nuestra indolencia, nuestra ceguera.

Que tu animita, Jairo,
                Nos dé fuerza pa’ curar tantas nuestras heridas,
                               Pa’ rescribir estos cuentos de niños cuyo final ya canocemos

Que tu animita, Jairo,
                Nos haga agüita esta pena…

´p


(Gracias, Copia, mi hermano, por rifarte con el video... abrazos...)

....espacio para no olvidar ....

.... la memoria es, ya, una esperanza....

... Memorial de Agravios... para muestra, basta un espejo...

... civiles asesinados durante la guerra en irak ...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...
Foto de Pedro Valtierra