Comparto las notas (sin mayor
edición, ni redacción) sobre las que me basé para mi participación en el
‘Encuentro Conocimiento y Práctica Social en Tarahumara’, Creel, Chihuahua, 20
de octubre de 2012.
La educación superior ante la multiculturalidad y los pueblos
indígenas.
Una mirada desde las universidades jesuitas.
Primero
que nada, agradecer la invitación a participar en este encuentro; reconocer el
trabajo de quienes día a día han impulsado estos espacios de formación,
encuentro y diálogo; y transmitir un saludo fraterno de los compañeros de la
Ibero que han colaborado dese hace algunos años en diversos procesos con los
compañeros de SIné, Iteso, UACJ, ENAH y los jesuitas de Tarahumara.
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Soy
Pablo Reyna, trabajo en la Universidad Iberoamericana – Ciudad de México, en un
espacio que nombramos Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas. Desde
allí buscamos abrir espacios de colaboración, encuentro, diálogo entre la Ibero
y procesos en comunidades indígenas. En años recientes hemos aprendido en el
trabajo de diversas experiencias, colaboraciones en contextos indígenas: región
ayuuk de Oaxaca; Ñhönho de Querétaro; amuzgo, náhuatl, mixteco y tlapaneco de
Gro; en territorio tzeltal de Chiapas; los distintos pueblos de sonora; y, por
supuesto, con quienes hoy nos convocan, rarámuris de esta sierra.
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Me
han pedido que comparta algunas reflexiones en torno a las relaciones entre los
espacios de educación superior y la diversidad cultural de los pueblos
indígenas de México, todo desde la perspectiva del reto que representa para las
universidades jesuitas.
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Para
esto haré (1) un muy breve comentario sobre la condición multicultural del
país; (2) los esfuerzos de la multi/interculturalidad por comprender y
potenciar las relaciones entre las diversas culturas que somos; (3) para
extenderme en cómo, desde la Ibero, a la luz de las características de la
educación jesuita, tratamos de hacer frente a estos retos.
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A
pesar de siglos de abierta guerra de colonización y conquista sobre las
culturas y territorios indígenas y los muy acelerados procesos de globalización
económica de las décadas recientes, México sigue siendo un país muy rico
cultural y ambientalmente hablando. Si tomamos los datos del censo del 2010, en
nuestro país viven más de 15 millones de indígenas (1 de cada 9 de nosotros
mexicanos es un mexicano indígena). México es el país latinoamericano con mayor
número de indígenas. Aún ahora, se hablan más de 65 lenguas originarias en
nuestro territorio. Dice Mardonio Carballo, un amigo y poeta, que si después de
500 años de esta guerra contra los pueblos, aún se hablan 65 idiomas, algo,
algo han de estar haciendo bien los pueblos indígenas. Y no sólo eso han hecho
bien, sino que su ser junto a la naturaleza, por ejemplo, es lo que permite que
aún hayan territorios biodiversos, vivos, en nuestro país.
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Ante
los retos que esta diversidad presenta – diversidad que por siglos se buscó
asimilar, reducir hasta exterminar-. Ante los retos que esta diversidad
presenta hemos tratado de encontrar modos menos violentos, injustos y
homogeneizantes. La propuesta de la interculturalidad busca abrir procesos de
diálogo, encuentro, aprendizaje mutuo entre las diversas culturas; es una
propuesta ético- política ya que construir estos procesos implica trabajar para
abatir las lacerantes condiciones de desigualdad económica y de inequidad
social.
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La
posibilidad de la interculturalidad nos implica reflexiones autocríticas muy
fuertes que tiendan a la transformación de nosotros como individuos, pero
también de nuestras sociedades e instituciones.
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Las
instituciones de educación superior son, pueden ser, espacios privilegiados
para potenciar estos lentos procesos de construcción de la interculturalidad.
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¿Cómo
–desde nuestra experiencia en una universidad jesuita- buscamos impulsar
procesos de construcción de interculturalidad junto con los pueblos indígenas?
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Primero,
reconociendo nuestros límites como universidad; haciendo un trabajo muy crítico
de los que ha sido nuestro quehacer académico y educativo. Resignificar los
elementos de la educación ignaciana que hemos puesto a un lado. A partir de
esta reflexión, humildemente, buscamos construir las condiciones de diálogo y
encuentro con los otros, con la diversidad.
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¿Dónde
están/ han estado nuestros límites? En relación con el conocimiento, hemos
privilegiado un tipo de conocimiento científico, hegemónico. Hemos pensado que
nuestro modo de conocer es el único que refleja la realidad con verdad. Hemos
pretendido que nuestro conocimiento es universal y que aplica para todos, en
todos los lugares, en todos los contextos. Nuestro modo de conocer ha sido
soberbio y frente a los grandes retos de la actualidad, se muestra
insuficiente. (Tal vez el medio ambiente ser al ejemplo más evidente.)
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Como
universidad estamos ante el reto de transitar hacia espacios donde nuestro modo
de conocer dialogue con diversos conocimientos. Sí, conocimientos multi e
interdisciplinarios, pero sobre todo conocimientos y saberes populares,
tradicionales, indígenas. Habiendo reconocido los límites e insuficiencias de
nuestro modo, habremos de trabajar para reconocer todos esos saberes que hemos
despreciado. Construir un espacio donde las verdades se construyan por lo que
la vida y la realidad nos muestran, no por haber seguido un método único.
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Esta
apertura a otros conocimientos (y en especial a los conocimientos indígenas)
nos presenta otro reto: el de las dimensiones éticas del conocimiento. ¿Conocer
para qué? ¿Para beneficio de quién? Tenemos que dejar atrás el conocer por
conocer, el conocer para el beneficio económico de unos pocos. En nuestra
relación con pueblos indígenas buscamos conocer para construir alternativas más
justas de mundo buscamos conocer para construir procesos para que los pueblos
indígenas puedan defender y ejercer sus derechos colectivos y coadyuvar a la
construcción de su autonomía.
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Como
universidad, vemos que otro de nuestros límites ha estado en habernos apartado
del mundo concreto, de la realidad en la que estamos inmersos. Hemos centrado
nuestros quehaceres en teorías y disciplinas que no voltean a ver al mundo y a
las sociedades. Como espacio privilegiado, muchas veces hemos dado la espalda a
las necesidades apremiantes del país. El reto que enfrentamos ahora es aprender
a dialogar con la coyuntura del mundo, de la realidad, lo que implica que
modifiquemos prácticas de docencia e investigación.
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Entonces,
¿por qué una universidad como la Ibero (con sus filias y sus fobias) decide
acompañar procesos en comunidades indígenas? Para aprender.
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Catorce tuits sobre la Tarahumara
Las charlas de sobremesa en Creel son sobre
camionetas... dónde han habido robos? A quién? Manejar de noche en la Sierra es
una imprudencia.
Corre el rumor que en Sierra Tarahumara robaron
una camioneta (blindada) de la caravana de alguno de los candidatos
presidenciales... ¿Sí, @epn?
0. Comparto algunas notas de lo que aprendí en
el Encuentro 'Conocimiento y Práctica Social en Tarahumara', Creel, 20-oct-2012.
1. Sierra Tarahumara es el territorio más
pobre de Mx; ningún indicador (cobertura educativa, de salud, idh) muestra q
esto vaya a cambiar.
2. Lo indígena se ha diluido de políticas
públicas. Oportunidades llega a 1 de cada 3 comunidades en S.Tarahumara
(cercanas a carreteras).
3. Crisis de los modelos de desarrollo en
Sierra: extractivismo minero y forestal, megaproyectos ecoturísticos.
Narcocultivos en aumento.
4. 'Crisis alimentaria' reflejó absoluta
carencia de gobierno en Tarahumara. Gobierno no tenía idea de dónde había
emergencia (si la había).
5. Nadie sabe lo que pasa en Sierra
Tarahumara. Hay noticias de niñxs muertos por desnutrición, pero nadie sabe
cuántos son, de dónde.
6. Tuits anteriores son basados en charla de
Juan Luis Sariego de la Enah; los siguientes en charla de Memo Palma, rarámuri.
7. "Vienen a componer el mundo de la
Sierra, un mundo que no está (no estaba) descompuesto." -Memo Palma
8. "No es que el rarámuri no quiera
cambiar. El cambio es inminente. La clave es quién decide los cambios."
-M.P.
9. "En ningún otro pueblo como en Creel
se ha impulsado el turismo, pero en ningún otro pueblo hay rarámuri
limosnero." -M.P.
10. "Hay muchas cosas que no
necesitábamos y nos trajeron. Cosas por las que nosotros rarámuri nos hemos
peleado; nos han dividido." -M.P.