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Editorial
para Zigma en la Política del 22 de enero de 2014
Pablo
Reyna Esteves (@preynae)
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“Reciba
los saludos de las mujeres, hombres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional”.
Con ese saludo fui invitado a
participar como estudiante en el curso de Primer Nivel de “La Libertad según
los zapatistas”. La primera vuelta de la escuelita zapatista se llevó a cabo en
agosto, en el contexto del décimo aniversario de los Caracoles zapatistas y del
ejercicio de autogobierno civil y colectivo de las Juntas de Buen Gobierno.
La escuelita fue muy otra, como
de por sí muy otra es la alternativa zapatista. El proceso de aprendizaje fue
en realidad un comprometido y profundo compartir de su experiencia de vida, de
su ser en comunidad. Fuimos invitados a conocer su lucha y resistencia desde la
vida, palabra y trabajo de una familia zapatista. Yo fui recibido en una
comunidad de los Altos de Chiapas, del municipio autónomo San Juan de la
Libertad del Caracol 2 Resistencia y Rebeldía por la Humanidad de Oventic.
Allí, junto con la joven familia que me recibió, y el votan – el guardián y
tutor que nos asignaron para acompañarnos durante toda nuestra estancia en territorio
zapatista – trabajé la milpa y el frijolar; aprendí a hacer pan con el colectivo
de mujeres; conversé y escuché la dignidad de la vida en la resistencia. Además
con mi votán discutí sobre los testimonios, análisis, autocríticas y
potencialidades presentados en los cuatro libros que los propios zapatistas
prepararon e imprimieron para que aprendiéramos sobre el Gobierno Autónomo, la
Resistencia Autónoma y la Participación de las Mujeres en el Gobierno Autónomo.
Son demasiadas las cosas por
resaltar de esa semana tan intensa.
Por ejemplo: la impresionante
disciplina y logística para recibir a 1700 estudiantes de los cinco continentes
del mundo; trasladarnos seguros a comunidades tzotziles, tzeltales, choles y
tojolabales de los cinco Caracoles; hospedarnos, alimentarnos y animarnos en
las casas de 1700 familias. Todo, el
hospedaje, la alimentación, el traslado, todo fue gratuito para los
estudiantes, producto del trabajo colectivo de las familias y comunidades
zapatistas. Sí, pues, fue una escuelita diversa, laica, comunitaria y gratuita.
Un hilo común en las decenas de
testimonios de zapatistas que escuché durante esos días es la autocrítica,
sobre todo en la participación de la mujer en el proceso. No hay
autocomplacencia en la experiencia zapatista. “Mucho falta por hacer, pero ya
empezamos”. No logro nombrar alguna otra
organización o institución que estuviera en la disposición de abrirse de par en
par, desde sus bases, ante 1700 estudiantes.
Fuimos miles de jóvenes, entre
estudiantes, votanes y zapatistas, los que nos encontramos en esta escuelita.
Muchos apenas y caminaban cuando el Ya Basta del 94. Sí, una especie de relevo
generacional, pero también la expresión viva de nuevas formas de hacer
política: horizontal, apartidista, anticapitalista, interconectada, sin
modelos, ni recetas.
La escuelita zapatista nos
demostró que Marcos es Marcos y que el EZLN es mucho más que Marcos. Los
zapatistas son miles de familias en resistencia, que, a pesar de los gobiernos
y ejércitos oficiales, decidieron construir con sus palabras y trabajo, sin
pedir permiso, las condiciones para resarcir sus exigencias históricas: techo,
tierra, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y
paz. Los zapatistas son quienes, aún en los años de silencio de la Comandancia
y de los voceros, todos los días están resistiendo y construyendo en sus
milpas, escuelas, clínicas. El zapatismo son los pueblos y las comunidades
construyendo su propia libertad. Una libertad hecha de trabajo, territorio,
comunidad y dignidad.
Una posdata. Mejor dicho,
una confesión en forma de posdata.
Sin duda, la pregunta que más
veces me han hecho es cómo habiendo estudiado ingeniería química llevo años
acompañando procesos en comunidades indígenas. La palabra, ética y política
zapatista junto con un viaje a Acteal, esa llaga abierta, me cambiaron la vida.
Una segunda posdata.
En voz de una mujer zapatista
de por allá de por La Realidad reciban, también, los saludos de las mujeres,
hombres, niños y ancianos del EZLN.
[AUDIO]