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San Romero: beatificado.
Editorial para Zigma en
la Política del 27 de mayo de 2015
Pablo Reyna Esteves (@preynae)
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San Romero de América
fue beatificado el pasado sábado 23 de mayo.
Comparto algunas ideas,
reflexiones y preguntas.
1. Sí,
San Romero de América fue beatificado la semana pasada. Después de 35 años, la
iglesia institucional beatificó al santo que el pueblo salvadoreño y
latinoamericano canonizó desde el momento mismo en que una bala disparada por
un miembro de los escuadrones de la muerte le atravesó el corazón mientras
oficiaba una misa el 24 de marzo de 1980. Esta beatificación institucional es un
mensaje de los vientos latinoamericanos que recorren el Vaticano, pero también
puede ser aprovechada por quienes históricamente han negado el martirio de San
Romero para beneficio de sus proyectos políticos y económicos sustentados en la
guerra, la injusticia, la concentración del poder en muy pocas manos (las
famosas 14 familias en El Salvador) y la exclusión y marginalización de
millones de personas en América Latina. Estemos atentos ante los intentos de
“desromerizar” al beato Romero porque su beatificación no es una dádiva sino
que es producto de una lucha que por muchos años ha dado el pueblo de la mano
de esa iglesia que ha optado preferentemente por los pobres.
2. El
asesinato, el martirio de quien fuera Arzobispo de San Salvador se dio al
inicio de una guerra civil provocada en el contexto de la guerra fría en el
mundo. Estados Unidos tomo, como en toda América Latina, partido para la
imposición de un modelo político y económico cimentado en las oligarquías
salvadoreñas. Desde allí apoyo la guerra contra toda postura crítica fuera de
organización popular, de liberación nacional, de defensa de los derechos
humanos o de la teología de la liberación. Todo lo que no fuera oligarquía o
ejército era comunista. Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue fortaleciendo su
palabra y acción en defensa de los derechos humanos, la denuncia de la
violencia de estado y la injerencia de los Estados Unidos con cada unos de los
miles de asesinados en su país. Tomó como propio el destino del pueblo
salvadoreño. Exigió a los militares y al gobierno que cesara la represión,
denunció la injusticia social como la razón por la cual el pueblo se rebela y concluía
en que había, hay, que cambiar de raíz el sistema completo.
3. Hoy
en día, aún y cuando las guerras civiles centroamericanas “terminaron”, algunas
incluso con ceremonias de firma de paz, los países centroamericanos son algunos
de los países más violentos del mundo. La guerra fría mutó a la guerra por la
expansión del capital (legal e ilegal), el despojo de los territorios. Es la
guerra necrocapitalista donde las mafias encontraron formas de vivir a partir
de los negocios ilícitos. Una guerra en la cual soldados, policías y políticos
aplican la masacre y el terror como estrategias del control de poblaciones. Esa
nueva guerra es la misma guerra que vivimos en México y que se vive día a día
en el terrible drama de los migrantes que atraviesan nuestro país. Huyen de
Centroamérica para internarse en las profundidades de la guerra en México.
4. San
Romero de América, su clamor por la justicia y la verdad, su palabra y acción
profética sigue siendo necesaria en nuestros territorios, en nuestros países, contra
nuestras guerras. San Romero, en México, no está en los altares sino en cada
bolsa de comida que Las Patronas entregan a los hermanos migrantes que montan
La Bestia, en el clamor de las madres y padres de los miles de desaparecidos en
este país que es una fosa, en la insistencia por la verdad que decenas de
periodistas y defensores de derechos humanos persiguen día a día, en los
sacerdotes que dan la vida junto son los más empobrecidos. San Romero, hoy,
está en la fuerza por vivir que Nestora Salgado mantiene después de 22 días en
huelga de hambre y 20 meses de injusto encarcelamiento en una prisión federal;
está en la exigencia de verdad y justicia de las madres y padres de Ayotzinapa;
está en quienes resisten, luchan para contra la injusticia social y por cambiar
este sistema de raíz.