07-08-2013
NOTAS SUELTAS AL DÉCIMO ANIVERSARIO DE LOS CARACOLES ZAPATISTAS
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Editorial al Zigma en la Política del pasado miércoles 7 de agosto de 2013
@preynae
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El pasado 21 de diciembre, miles de zapatistas marcharon en silencio
por cinco ciudades de Chiapas. A partir de entonces, han hecho públicos
comunicados y convocatorias donde anuncian que en las próximas semanas se
celebrarán, primero, el décimo aniversario de los caracoles zapatistas; la
escuelita de la libertad según los zapatistas; y finalmente la Cátedra
Itinerante Tata Juan Chávez.
El décimo aniversario del
ejercicio de autogobierno de los zapatistas desecha los principales argumentos
por los cuales los tres poderes del
estado mexicano se opusieron a los Acuerdos de San Andrés, a la iniciativa de
ley Cocopa y a la controversia constitucional impulsada por 339 comunidades a
la contrareforma Indígena. No, ni se ha desintegrado, ni balcanizado el país
por los gobiernos zapatistas; tampoco han iniciado un proceso de independencia
de la Nación Maya. Al atender a zapatistas, no zapatistas y hasta a
antizapatistas, las Juntas de Buen Gobierno han demostrado que no son un estado
dentro de otro. Quienes estuvieron en contra de las autonomías indígenas
argumentaron que aumentarían los conflictos intercomunitarios. Diez años
después, no sólo no hay evidencia de eso, sino que el territorio zapatista es
uno de los más seguros de todo el país.
Poco a poco el autogobierno
zapatista ha logrado impulsar procesos de salud, educación, alimentación y
vivienda en cada una de las comunidades de los municipios autónomos. Además ha
sido un proceso donde las comunidades aprenden a gobernar y gobernarse, en sus
términos, a construir un buen gobierno. Las Juntas de Buen Gobierno son
instituciones de autoridad colectiva y rotativa, es decir, un grupo de entre 5
y 7 personas de diversas comunidades ejercen el gobierno por 3 o cuatro
semanas, para posteriormente entregar la autoridad a otro grupo. Así, cientos,
tal vez miles de zapatistas han aprendido a ser gobierno. No todo es miel sobre
hojuelas y los propios zapatistas han reconocido más de una vez que falta mucho
por hacer, sobre todo en lo referente a los derechos de las mujeres en las
comunidades y a la separación completa de la estructura militar del EZLN de la
de gobierno civil autónomo.
¿Han sido exitosos los Caracoles,
las Juntas de Buen Gobierno y el proceso autonómico de las comunidades
zapatistas? La respuesta es obvia cuando se le contrasta con los resultados del
proyecto de las Ciudades Rurales Sustentables. Son el agua y el aceite,
ejemplos de dos visiones de mundo completamente distintas, con resultados aún
más contrastantes.
Las Ciudades Rurales Sustentables, impulsadas
por la ONU para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, priorizan el
reubicar comunidades dispersas en un centro de población, donde se les
proveería de servicios básicos, infraestructura y condiciones para insertarse
en el mercado. En el caso de Chiapas, las dos primeras ciudades rurales: San
Juan Nuevo Grijalva y Santiago el Pinar son elefantes blancos sin servicios de
electricidad, acceso a agua, con clínicas de salud sin médicos, ni medicamentos
y que están en un proceso de abandono por parte de los pobladores quienes están
regresando a donde estaban sus tierras.
Mientras tanto, las tensiones y
conflictos por los recursos en territorios indígenas aumentan todos los días.
El conflicto por el agua del Río Yaqui, la creciente violencia en la Sierra
Tarahumara, las amenazas contra las comunidades guarijío que se oponen a una
presa en Sonora, las luchas contra las concesiones mineras en Puebla,
Tarahumara, Oaxaca y Wirikuta, además de la constante amenaza del crimen
organizado a los pueblos indígenas de Michoacán y Guerrero, las resistencias de los pueblos del Istmo
frente a empresas de energía eólica, y del pueblo otomí en defensa de sus
bosques, así como la exigencia por la libertad inmediata del preso político
tsotsil Alberto Patishtán son algunas muestras de la injusticia estructural que
padecen los pueblos indígenas de México. Como siempre, la planta que cura crece
justo en la tierra donde el dolor se impone. Como alternativa, más de veinte
organizaciones indígenas del país, incluido el EZLN, se reunirán en la Cátedra
Itinerante, nombrada en memoria del líder indígena purépecha, Tata Juan Chávez.
De ese espacio de diálogo colectivo se espera el relanzamiento del Congreso
Nacional Indígena, un espacio de convergencia de los pueblos de México para la
construcción de autonomías y resistencia a las históricas injusticias.
Habrá que estar muy atentos a lo
que suceda a partir de mañana en territorio zapatista, porque si algo tenemos
que reconocerle al EZLN, es que desde 1994 han hecho lo que han dicho, y en su
comunicado del 21 de diciembre del 2012, después de la silenciosa marcha de 40
mil jóvenes zapatistas anunciaron el resurgimiento de su mundo.