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CRISIS
AMBIENTAL Y POLÍTICA EN MÉXICO
Pablo Reyna (@preynae)
Editorial para Zigma en
la Política.
28 de agosto de 2013
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No
cabe duda, el cambio climático y la crisis ambiental global son el mayor reto de
nuestros tiempos. Sí, el mayor reto de nuestros tiempos y de generaciones por
venir. A pesar de esto, es impresionante la lentitud con la que social y
políticamente estamos respondiendo a la emergencia. Salvo para los
republicanos, está científicamente probado que el calentamiento planetario es
ocasionado por las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto
invernadero que la especie humana emite a la atmósfera para mantener este
modelo de desarrollo económico adicto a los combustibles fósiles.
Aún
y cuando México es uno de los países con mayor diversidad natural en el mundo,
ya está enfrentando consecuencias importantes del deterioro ambiental. La
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO)
estima que los costos monetarios del deterioro ambiental en México – incluyendo
los desastres naturales- representan entre el 7 y 10.6% del PIB entre 1996 y
2010. ¡10.6% del Producto Interno Bruto! Además, el Centro Mario Molina, estima
que se incrementará un 30% la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos:
huracanes, inundaciones, sequías, deslizamientos.
Aunque
el gobierno federal creó el Sistema Nacional de Cambio Climático a principios
de este año, las propuestas de política ambiental están ausentes en el Pacto
por México. Allí nada se dice de mares, costas, ciudades, biodiversidad,
deforestación. Nada sobre medio ambiente en los apartados de desarrollo
turístico e industrial. Pareciera que ni el gobierno ni los políticos han
asumido que la sustentabilidad ambiental debe ser el eje de todas las políticas
del país.
Para
muestra un botón.
Como
el General Lázaro Cárdenas nunca se pronunció al respecto, el impacto ambiental
de la extracción y combustión de petróleo ha quedado relegada de la discusión
sobre la Reforma Energética.
Y
aquí estamos. Frente al reto de conciliar crecimiento económico, justicia
social, conservación ambiental y paz para México y el mundo. ¿Estaremos a la
altura o, de plano, apagamos las luces y nos vamos?
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