les comparto un poema de un poeta guatemalteco llamado Otto Rene Castillo... Luis Cardoza y Aragón escribe acerca de él:
"Otto René Castillo (1936-1967), poeta guerrillero capturado en la Sierra de las Minas con Nora Paiz, su amor, también combatiente, y quemados vivos el 17 de marzo de 1967, durante el gobierno de Méndez Montenegro. De aquel combate según se cuenta sólo salvó la vida el legendario Pablo Monsanto. Vivió 31 años. Dio a su pueblo su canto y su vida. ¿Qué más puede dar un poeta?" (http://www.patriagrande.net/guatemala/otto.htm)
la primera vez que escuché este poema fue en la pequeña cafetería del caracol de Oventik, en el marco de la celebración que el EZLN llevó a cabo por sus 20 y 10 años en 2004. Aquella ocasión un grupo de música popular de la sierra de guerrero la cantó....
Desde entonces su poesía rebelde y dolorosamente latinoamericana ha acompañado mis pasos... ésta fue la respuesta a la pregunta que ha marcado mi vida... ¿qué estás leyendo?
Sólo queremos ser humanos Aquí no lloró nadie. Aquí sólo queremos ser humanos, darle paisaje al ciego, sonatas a los sordos, corazón al malvado, esqueleto al viento, coágulos al hemofílico y una patada patronal y un recuerdo que nos llora el pecho. Cuando se ha estado debajo de las sábanas viudas. Cuando se ha visto transitar el hambre en sentido contrario. Cuando se ha temblado en el vientre de la madre, sin conocer aún el aire, la luz, el grito de la muerte. Cuando eso nos sucede, no lloran los ojos sino la sangre humana y lastimada. Aquí no lloró nadie. Aquí sólo queremos ser humanos. Recordarle la patria al desterrado para verlo revolcarse en la nostalgia. Cargar un pan en una calle de hambrientos para que se lancen a mordernos hasta el alma, darle cara de gallina a la miseria para que la pueda devorar el hambre, darle sabor de trigo a la saliva sola y espíritu de leche a la tormenta. Cuando se ha nacido entre pañales rotos y cuando se ha nacido sin pañales. Cuando nos han limpiado pulcramente el aparato digestivo. Cuando se nos dice, comed, comed vuestra miseria, desgraciados. Cuando eso acontece, no es llanto el que destilan las pupilas es una simple costumbre de exprimir los puños en los ojos y decir: aquí no lloró nadie, aquí sólo queremos ser humanos comer, reír, enamorarse, vivir, vivir la vida y no morirla. ¡Aquí no lloró nadie! ----
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