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Llamamos a todos y a todas no a soñar, sino a algo más simple y definitivo, los llamamos a despertar. - Sup Marcos (1/enero/1999)

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“Porque en el fondo, uno ama al mundo a partir de la certeza que este mundo, triste mundo convertido en campo de concentración, contiene otro mundo posible. O sea, que el horror está embarazado de maravilla.” -Eduardo Galeano

martes, 2 de octubre de 2007

HOY... NO DEBE OLVIDARSE:::

2 DE OCTUBRE
NO SE OLVIDA
NO DEBE OLVIDARSE


Casi 40 años y no se olvida por Paco Taibo II (La Jornada, 2 de octubre de 2007)

Pero metámonos en el interior de la historia. ¿Qué es de los 123 días de huelga general estudiantil contra el gobierno de Díaz Ordaz lo que no se puede olvidar, lo que no queremos olvidar o lo que amablemente hemos olvidado?

No se olvida el 2 de octubre, la matanza, la conspiración, la sucia y asesina maniobra del gobierno para acabar con el movimiento. Y no se olvida por canallesca, porque ni siquiera la mancuerna Díaz Ordaz-Echeverría fue capaz de ir de frente a reprimir, tuvieron que construir una conspiración, crearon el Batallón Olimpia y sus francotiradores, les dieron órdenes de disparar contra una multitud desarmada en la que abundaban los adolescentes y los vecinos de Taltelolco, incluso dispararon contra el Ejército cuando tomaba la plaza para crear la cobertura (entre el saldo militar de Tlatelolco hay dos cadáveres, varios soldados heridos y un general balaceado en una nalga).

Las brigadas

Pero condenar al movimiento estudiantil y la huelga general a ser recordado por el 2 de octubre es de un reduccionismo patético. En la memoria colectiva está el 2 de octubre, pero también está el ataque al Casco de Santo Tomás por un batallón de la policía armado con rifles, la toma por el Ejército de la Ciudad Universitaria, los tanques confrontados por jóvenes que cantaban el Himno Nacional. Y también están las escuelas tomadas, los debates, las lecturas colectivas y, sobre todo, está el brigadismo, las grandes manifestaciones, las memorias de la solidaridad popular.

¿De dónde sacó su sabiduría organizativa el movimiento? Curiosamente de la necesidad de impedir que se creara una dirección reducida y que ésta se vendiera y negociara con el Estado en lo oscurito. De la experiencia del 66. El movimiento desde sus orígenes puso el poder en manos de la asamblea de la escuela y ésta nombraba a tres delegados al Consejo Nacional de Huelga, el CNH. Los delegados no eran permanentes, la asamblea podía removerlos cuando no estuvieran de acuerdo con las posiciones de la mayoría. La dirección del movimiento quedaba así depositada en una gran asamblea que no podía ser destruida por cooptación o represión, porque renovaba sus miembros al instante. Sabiamente el CNH cambió a lo largo del movimiento a sus oradores y a sus portavoces. Entre asamblea y asamblea en las escuelas existía un comité de huelga, de composición bastante flexible, que solía rondar por la docena de miembros. Por la base, el movimiento estaba organizado por brigadas y por comisiones que desaparecían cuando se acababa su misión. Las brigadas eran grupos de afinidad, generalmente pequeños, siete u ocho compañeros; a veces enormes, 20 o 30, que actuaban a su antojo, sobre todo en labores de propaganda. Miles de brigadas salían a la calle todos los días. Fue quizá el único momento en que la propaganda directa fue capaz de derrotar el inmenso poder del monopolio mediático que el poder construyó y puso frente a nosotros como si fuera un muro berlinense.

Lamentablemente la asamblea no incluyó a profesores ni a trabajadores que tuvieron que darse sus propias formas de organización dentro del movimiento, cierto es que los profes que se incorporaron lo hicieron lentamente y bajo tremendas presiones.

A los mitos no se les avienta tierrita. Somos muy generosos cuando giramos hacia nuestro pasado, se nos olvida el sectarismo que habíamos heredado de la vieja izquierda, las batallas absurdas entre el ala derecha y el ala izquierda del movimiento, que vistas al paso del tiempo no dejaban de tener razón y razones ambas. Se nos olvida la pobreza de nuestro lenguaje político; como en nuestras esquizofrénicas mentes que no se permitía que la parte del cerebro que contenía a Cortázar, la prosa del Che en los Pasajes... o los poemas de Benedetti, llegara a la otra parte del cerebro donde insultábamos a Díaz Ordaz y sus sabuesos. Se olvida el farragoso tedio de la asamblea, la duración interminable, las mociones continuas, el diálogo tartamudo. Pero la democracia es cabrona cuando los que no hablaban hablan. Decíamos de un camarada que era poema de Miguel Hernández, por lo de “el rollo que no cesa”, en alusión al Rayo de Miguel, y no era el único.

Afortunamente nos acordamos de los locatarios de los mercados que nos regalaban sacos de papas, de los aplausos en las puertas de las fábricas, de la solidaridad maravillosa y de alto riesgo de los maestros de primaria, de la entrega, la generosidad, el buen humor para enfrentar al totalitarismo priísta.

El 68 es el punto de partida, de ahí venimos. Una generación asume la voluntad de cambiar este país, la mexicanización de los hijos de la clase media expresada en la recuperación del Himno Nacional, y lo hace con la movilización social, la experiencia autogestiva, el descubrimiento de la ciudad y sus inmensos límites y fronteras, con la revolución cultural y, sobre todo, con un pacto a futuro.

De ahí millares de nosotros nos desparramamos por la sociedad construyendo y colaborando a construir movimientos democráticos sindicales, agrarios, universitarios, populares, culturales, profesionales.

¿Cómo se va a olvidar?

Al final de una de las conferencias una mujer me pregunta: “¿Y el miedo? ¿No tenían miedo?”

Mucho, le digo. Igual que ahora. Pero los miles que estaban al lado te querían tanto que te protegían y te quitaban las ganas de salir corriendo.

POSDATA: Mi hija también me pregunta que quiénes eran Mendiolea y Cueto y que por qué no hacían esquina. Tengo que ponerme pedagógico y contarle que básicamente no hacían esquina porque no eran calles, sino los jefes de la policía de la ciudad de México, cuya renuncia pedía el programa de los seis puntos, bandera del movimiento estudiantil. Y espero sinceramente que los panistas nunca ganen las elecciones en la ciudad de México, no vaya a ser que un día Mendiolea y Cueto sí hagan esquina.

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Comp@s, no dejen de ver el suplemento que publicó hoy La Jornada.

No hay comentarios.:

....espacio para no olvidar ....

.... la memoria es, ya, una esperanza....

... Memorial de Agravios... para muestra, basta un espejo...

... civiles asesinados durante la guerra en irak ...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...
Foto de Pedro Valtierra