hace un tiempo... allá por el 2003... en una mesa del vips de san jerónimo... coincidimos el fede, un amigo suyo -tiosha- y yo...
en aquel entonces los preámbulos de la guerra por petróleo contra irak se vislumbrabra....
esa fue la única vez que vi a tiosha... después -vía el fede- me enteré que fue parte de los "jiuman chiles" (human shields - escudos humanos) que se fueron al inicio de la guerra en irak... después que publicó parte de su experiencia en un libro editado por vigo mortensen y naomi klein...
antes de irse para irak, tiosha escribió esta carta que se publicó El Correo Ilustrado de La Jornada el 9 de marzo de 2003:
va la carta....
Señora directora: Ruego a usted publicar la presente:
Voy a Irak porque amo profundamente la vida. Porque tengo 29 años y en este momento, más que nunca antes, percibo cada segundo como un regalo. Respiro y el aire me llena de fuerza. Despierto al amanecer y el sol me canta una canción que voy poco a poco entendiendo. Voy a Irak porque amo profundamente la vida.
Voy a Irak porque el amor, el amor de a de veras, no admite egoísmos. Y, como dije, ahora, más que nunca, amo la vida. Y el amor, el amor de a de veras, no admite egoísmos. Este amor es amor pues se ama a sí mismo en el otro, en el amor de los otros. El amor de a de veras se reconoce en el amor de a de veras de los otros y por eso es que no admite egoísmos.
Voy a Irak porque no puedo contemplar el absurdo absoluto, el sin sentido del "viva la muerte" sin hacer nada y no sentir que la falta de acción me hace cómplice.
Voy a Irak porque creo que la gente debe morir en paz, rodeada por gente a quien ama y quien le ama. Creo que la gente debe morir por el efecto del tiempo y la naturaleza tan sabia, no por una bomba que se tira para que alguien coseche algunas monedas.
Voy a Irak porque quiero vivir para tener hijos, porque quiero poder ver sus ojos, sostener su mirada y decirles: "amen la vida y recuerden que por el amor, el amor de a de veras, se lucha, se arriesga, se lucha".
Voy a Irak porque quiero ir y volver y no puedo evitar sentir que si no voy me habré ido sin poder regresar nunca. Quiero ir para volver. Quiero volver, volver, volver. Y, para eso, necesito haber ido.
Voy a Irak porque si no voy, si no me levanto, marcho y grito con fuerza: "¡Paren esta locura, ya suficiente dolor se ha vivido!" Entonces, callado, seguiré gritando toda la vida. Y amo demasiado el silencio. Amo demasiado la risa. No quiero que mi vida sea un grito continuo.
Voy a Irak porque no creo en las fronteras, no creo en los países, no creo en las banderas y mucho menos en los sistemas de gobierno. En lo que yo creo, y ahí sí, de a de veras, es en Juan, en Tonantzin, en Ibrahim, en María, en Aisha, en Said, en Ernesto, en Buba, en Fátima y en Helena. Yo creo en la gente, creo profundamente en la gente.
Voy a Irak porque si no fuera, o si no ayudara a los que van, entonces estaría ayudando a otros que también fueron, pero para asesinar no a los que no van sino a los que se quedan, pues de allá son y allá viven. Y ése es el único delito que han cometido.
Voy a Irak porque tú no puedes ir conmigo, pero no importa. Porque al ir te llevo dentro y entonces no soy uno sino un chingo: soy yo, tú, ése, la otra, aquél, y también los que olvido.
Voy a Irak porque quiero que te acuerdes de que las guerras lejanas no existen, de que las guerras ajenas no existen, de que si nos conociéramos seríamos amigos y, como yo estoy allá, tú puedes decir sin mentir que no hay duda: tú, allá, también tienes amigos.
Atentamente
Tiosha Bojorquez Chapela Se suman más voces a un no a la guerra
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