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Llamamos a todos y a todas no a soñar, sino a algo más simple y definitivo, los llamamos a despertar. - Sup Marcos (1/enero/1999)

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“Porque en el fondo, uno ama al mundo a partir de la certeza que este mundo, triste mundo convertido en campo de concentración, contiene otro mundo posible. O sea, que el horror está embarazado de maravilla.” -Eduardo Galeano

miércoles, 22 de junio de 2016

Su orden, su tranquilidad y su paz


Algo más se rompió en lo que queda de lo que llamamos México. Uno más de los hilos que sujetan nuestro país reventó en esta semana. Se levanta humo que ciega y no permite mirar. El ruido ensordece la poesía.

“Señoras y señores
Este es el país de las fosas
Señoras y señores
Este es el país de los aullidos
Este es el país de los niños en llamas
Este es el país de las mujeres martirizadas
Este es el país que apenas ayer existía
Y ahora no se sabe dónde quedó”

Así nombra David Huerta a este país en su poema Ayotzinapa.

“Estamos perdidos entre bocanadas
De azufre maldito.”

Perdidos en la confusió. ¿Cómo salir de ella? ¿Cómo juntar los puntos que aparecen sueltos en cada titular de periódico? ¿Qué es lo que se rompió? ¿Qué males del mundo son los que escapan de la caja de Pandora?

Hace un par de semanas, tras la fiesta de la democracia, su presidente se ufanó: “la forma en que se realizaron las elecciones del domingo pasado son el mejor ejemplo de la estabilidad del país. Las votaciones se desarrollaron en un ambiente de orden, tranquilidad y paz.”

Algo se rompió.

Los males del mundo que salen de la caja de pandora son justo esos, los males del de “su orden, su tranquilidad, su paz”.

Porque no es que este gobierno sea inepto. No es que este estado sea fallido. No. Este gobierno, este estado, este sistema funciona. Funciona para lo que debe de funcionar, para beneficiar a quien tiene que beneficiar, encubre a quien tiene que encubrir. Criminaliza, discrimina, encarcela, amenaza, tortura, despoja, destierra, aterra, asesina, desaparece, masacra porque para eso está hecho, porque ese es su orden, su tranquilidad, su paz.

Su orden, su tranquilidad, su paz son eso que Agamben ha descrito como estado de excepción permanente. Donde la guerra y la crisis se han vuelto las condiciones de posibilidad del propio sistema. Donde el enemigo, el enemigo interno somos todos, somos todas.

Algo se rompió y lo que vemos al juntar los puntos aterra. pero este moustruo grande que pisa fuerte no es normal, no es aceptable. Juntemos los puntos que también nos reflejan en un espejo, el espejo la fuerza de quienes resisten.

miércoles, 8 de junio de 2016

Otra resaca electoral

Otra resaca electoral.
Editorial para Zigma en la Política de 8 de junio de 2016.
Pablo Reyna (@preynae)

El dolor de cabeza persiste. La prolongada resaca de la jornada electoral del pasado domingo permea cada columna de opinión, cada noticia publicada, cada programa de análisis, tanto así que me hace extrañar los spots de publicidad partidística de las semanas previas a la votación. Agua y una aspirina, pues, que desde ya han arrancado las campañas para eso que allá arriba llaman la fiesta de la democracia del 2018.
Que dicen que el PRI perdió. Que su maquinaria y disciplina no fueron suficientes para revertir la caída que arrastran desde las elecciones intermedias del año pasado. Eso que sus sesudos análisis han llamado mal humor social les ha estallado en las manos. Desde el gobierno federal y varios estatales, hechos para la corrupción y la impunidad, no pudieron vestirse de seda.  ¿Qué escenarios veo? El de ciencia ficción barata: que se pongan las pilas y en serio avancen en abatir la violencia, la impunidad y la corrupción. El otro escenario, el canibalístico: donde los beltrones, los chongs, los videgarays y nuños se coman entre ellos para salir cachetoncitos y chapeados en la boleta del 2018.
Que dicen que el Pan ganó. El triunfalismo les dará varias semanas de puños en alto. Que dicen que el PRD se perfila a ser el partido donde el sol azteca sobrevive solamente por el sacrificio de su historia e ideologías y gira, como satélite del blanquiazul, condenado a ser el fiel de la balanza que determine qué priista, si el postulado por el Pri o el postulado por la alianza PAN PRD gana en las siguientes elecciones.
Que dicen que Morena, el partido en permanente campaña presidencial para su líder, volvió a crecer, pero, me da la impresión, que se ha topado con el muro de su limitado impacto regional.
Del resto, ni hablar.
Más allá del color con el que se pintan los mapas de análisis electoral: del rojo al amalilloazul, del azul al rojo, ¿en serio alguien espera que algo cambie? No miro en ninguno de los partidos mencionados una propuesta real de gobierno que haga frente a las crisis y guerra que padecemos. Nada en serio contra la corrupción. Nada contra la impunidad. Nada por la prevalencia de los derechos humanos. Nada por abatir la desigualdad. Nada contra la inseguridad.
“La forma en que se realizaron las elecciones del domingo pasado son el mejor ejemplo de la estabilidad política en el país” - dijo su presidente el día de ayer-. “Las votaciones se desarrollaron en un ambiente de orden, tranquilidad y paz.” Y es que no les importan las ejecuciones, las desapariciones, las desapariciones forzadas, los crímenes de lesa humanidad que padecemos todos los días en este México roto y convulso, siempre y cuando la “fiesta de la democracia”, la jornada electoral, se lleve a cabo en su orden, en su tranquilidad y en su paz.

miércoles, 27 de abril de 2016

Ayotzinapa, a 19 meses.

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Ayotzinapa, a 19 meses.
Editorial para Zigma en la Política del 27 de abril de 2016

Pablo Reyna Esteves (@preynae)
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Son ya 19 meses y un día desde que 43 jóvenes normalistas, jóvenes que solamente quieren ser profesores, fueron desaparecidos a través de un ataque masivo, coordinado no sólo en Iguala y Cocula sino más allá, hasta a 80 kms a la redonda hasta Mezcala y Huitzuco. Un operativo donde actuaron no solamente grupos armados de eso que llaman crimen organizado sino  policías municipales de Iguala, Cocula y Huitzuco, la Policía Preventiva Estatal, la Policía Ministerial Estatal, la Policía Federal, la Policía Ministerial Federal y sí, también, el 27 Batallón de Infantería del ejército Mexicano. Todos ellos coordinados en una gran máquina de guerra que fue capaz de atacar a la población en general, ocasionando 180 víctimas directas, 6 personas asesinadas , un joven en estado vegetativo y 43 jóvenes que fueron desaparecidos.

Y desde entonces, carajo, la pesadilla del 26 y 27 de septiembre de 2014 no cesa.

Estamos a 3 días de que el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos  Independientes termine su trabajo. Apenas el domingo pasado presentaron su II Informe Ayotzinapa. Informe que devela la maquinaria de impunidad que alimenta a y se nutre del aparato de justicia en México. Un segundo informe que describe el catálogo de acciones y omisiones que los tres niveles de gobierno en México han operado: el encubrimiento, no solo la colusión sino su unidad con grupos criminales, la fabricación de pruebas, la tortura, la fragmentación de los expedientes, la nula capacidad de investigación, la falta de transparencia, la criminalización de las víctimas y de sus coadyuvantes, la sordera, la falta de empatía…  todo para que no conozcamos la verdad.

Sí, se va el GIEI pero quedamos nosotros. También es cierto que muchas cosas han sucedido en la sociedad organizada y organizándose que me hacen soñar en que algún día sabremos dónde están los jóvenes, en que algún día habrá justicia. Ahora, a pesar de todo, decenas de familiares de personas desaparecidas a lo largo, ancho y profundo de este país se han organizado y capacitado para salir en búsqueda de las fosas que esta maquinaria de guerra y muerte encubre y fomenta. Ahora, también, hay universidades que están formándose y formando gente capacitada y sensible para realizar peritajes antropológicos y arrebatarle ese monopolio a la PGR porque como ha dicho el Equipo Argentino de Antropología Forense: “lo que vemos en México no lo hemos visto en ningún otro lado.” Vemos, también, grupos de periodistas colectivizándose para desentrañar la verdad de los horrores inhumanos que esta maquinaria ha ocasionado en Ayotzinapa, San Fernando, Cadereyta, Tlatlaya, Tanhauto… carajo, carajo. Se ha descarapelado esa imagen aséptica que México había mantenido en las esferas internacionales y cada vez es más evidente que otros gobiernos y medios de comunicación ya no creen en las verdades históricas. Y sobre todo están ellas, están ellos, víctimas directas de esta guerra, ellas y ellos, necios, en su dignidad y búsqueda.

Ya no somos los que fuimos y seguiremos, mientras seamos sobrevivientes, seguiremos empujando porque, como ha dicho Carlos Beristaín, miembro del GIEI,
“La verdad se empeña en salir, y la verdad no se va a poder tapar, y se empeña siempre que hay quien la empuja” Empujemos.



miércoles, 9 de marzo de 2016

¿Cómo se escribe algo sobre San Fernando, Tamaulipas?

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¿Cómo se escribe algo sobre San Fernando, Tamaulipas?
Editorial para Zigma en la Política del 09 de marzo de 2016

Pablo Reyna Esteves (@preynae)
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¿Cómo se escribe algo sobre San Fernando, Tamaulipas? ¿Sobre las sistemáticas desapariciones de cientos o de miles de personas que al transitar por las carreteras de Tamaulipas con destino a Estados Unidos se encontraron con retenes criminales a la altura del municipio más grande de este país? ¿Qué palabras alcanzarían para describir la masacre de 58 hombres, 13 mujeres y una persona más cuyo sexo no se ha podido determinar en una bodega de 120 metros cuadrados en medio de campos de sorgo? ¿Cómo, carajo, cómo nombrar que unos cuantos meses después de la masacre de las y los 72 sea posible que en la misma zona de la misma carretera del mismo municipio sean cavadas y utilizadas 49 fosas… 49 fosas con restos de, por lo menos, 193 personas? ¿Qué palabras alcanzan? ¿Cómo se escribe sobre San Fernando?
Tal vez sea esta la editorial que más nudos en la garganta me ha costado hacer. Hace días que estoy preguntándome cómo carambas escribirla. Al final no he sabido responder y la estoy redactando ya con la presión del tiempo encima.
Van algunas notas caóticas e insuficientes sobre San Fernando.
1.    No puedo dejar de pensar que la masacre de 72 mujeres y hombres en agosto de 2010 en San Fernando debía de haber sido el fondo más profundo del horror que México habría de conoce, de tocar en esta guerra. Que lo que sucedió (y probablemente siga sucediendo) ahí debió de habernos enseñado tantas cosas que no debimos permitir que volvieran a suceder. Y no. Escuchamos la noticia. Vimos las fotos. Nos asustamos y decidimos voltear a otro lado. Dimos la espalda. Tanto que las 193 personas secuestradas, asesinadas y enterradas en fosas, en esas fosas, no están, siquiera, en nuestra breve memoria colectiva.
2.    Desde 2010 y 2011 en San Fernando debimos de haber aprendido lo que una y otra y otra vez sucede en México. Debimos de haber aprendido que estos horrores son posibles porque fuerzas de uno o de dos o de los tres niveles del gobierno participan, permiten, se benefician. Y esta colusión entre gobiernos y crimen organizado ha desarrollado toda una maquinaria del business as usual. Allí en San Fernando, como en Iguala y en Tierra Blanca hay evidencia de que fueron policías municipales quienes secuestraron y entregaron cientos de personas al crimen organizado. Hay detenidos pero no hay sentencias. Hay detenidos pero no tenemos certeza de que tengamos, tendremos algún día, alguno, verdad, justicia.
3.    Desde 2010 y 2011 en San Fernando debimos de haber aprendido que la maquinaria de colusión entre gobiernos y crimen organizado no solamente opera en las carreteras y los secuestros sino que se extiende absolutamente a todo el sistema. Los medios criminalizan o descartan a las victimas; las fiscalías no investigan y si de casualidad supieron algo lo archivan, lo esconden, lo reservan; los gobernadores se dicen indignados pero llaman a pasar la página, a superar casos aislados; a las víctimas se les revictimiza una y otra vez apostando a que su dolor los inmovilice, los calle; los restos son manejados sin ningún respeto, sin protocolos  que permitieran la identificación de los restos… Sí, todo eso que debimos de haber aprendido y no lo hicimos ha abonado al abandono institucional y social a las víctimas, las de San Fernando, las de Ayotzinapa, las de Tierra Blanca…
Esta maquinara funciona, no le rechina nada, y se encarga no solamente de negocios criminales, de controlar territorios en base a la violencia y el terror, sino que también administra la vida y la muerte de cientos, de miles de hombres y mujeres en este indigno país.
4.    Pero hay quienes sí han aprendido desde 2010 y 2011… ¿Por qué no hemos vuelto a escuchar de masacres de 72 personas o de restos de 193 hombres y mujeres desenterrados de las fosas? ¿Es porque ya no suceden estos horrores? Lo dudo. Pero estoy seguro de que una de las razones es que las tecnologías de los asesinatos multitudinarios, de las desapariciones se han sofisticado. Los criminales ya no abandonan 72 cuerpos ni entierran 193. No, aprendieron. La tecnología al servicio de la muerte. Ahora leemos que los criminales disuelven los cuerpos hasta volverlos un viscoso líquido rojo… Ahora leemos que calcinan, muelen y arrojan las cenizas a ríos. Disuelven, incineran, muelen, arrojan haciendo imposible extraer ADN de alguna, de una, de unita,  de las millones de células que algún día, en alguna carretera, en alguna escuela normal, formaban parte de la vida de un ser humano.
5.    Y debimos de haberlo aprendido en San Fernando y seguimos sin hacerlo… Debimos acompañarles desde entonces pero seguimos dejándolas solas. Víctimas necias, dignas que se han encargado de  afrontar todos los obstáculos institucionales y sociales, todos los dolores inhumanos para exigir justicia, verdad. Y es a través de su afrontamiento, de su dignidad, de su valentía que obligan a las instituciones y sobre todo a nosotras y nosotros a no olvidar, a no cerrar los ojos, a escuchar sus testimonios, sus vidas y a través de sus voces escuchar la vida de quienes hoy siguen desaparecidos, desaparecidos no una, ni dos, sino miles de veces. Desaparecidos en una carretera, desaparecidos en los archivos de las fiscalías… Es en las madres, hermanas, familiares de las miles de personas desaparecidas en este país indigno donde acaso aún está latente una semillita de esperanza de verdad y justicia.


  

miércoles, 3 de febrero de 2016

Una mirada al sur que no vemos...

El sur que no vemos.
Recientemente, en el sur que no vemos sucede de todo:
-          La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, coordinó la detención de la vicepresidenta Baldeti y la prisión preventiva del presidente Molina por actos de corrupción.
-          La Organización de Estados Americanos (OEA) creó la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) para luchar contra la impunidad en ese país.
-          Con todo y el bloqueo, las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos paulatinamente se reestablecen.
-          En La Habana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (las FARC) y el gobierno colombiano han acordado que después de varias décadas de conflicto armado firmarán la paz a más tardar en marzo de este año.
-          En Perú se preparan para elegir presidente el próximo abril.
-          Brasil atraviesa por una acentuada crisis económica aderezada de escándalos de corrupción y con los índices históricos más bajos de aprobación a la labor de la presidenta Rousseff.
-          En Ecuador, Rafael Correa anunció que no se presentará a un tercer proceso de reelección en 2017.
-          Bachelet, la presidenta de Chile, enfrenta la acusación de corrupción de su propio hijo, así como muy bajos índices de aprobación a su mandato.
-          En Bolivia, este 21 de febrero cuando se someta a referéndum la reforma constitucional que permitiría a Evo Morales buscar su segunda reelección.
-          Mauricio Macri asumió la presidencia argentina después de 13 años de la era kirchnerista
-          La oposición venezolana logró la victoria en las elecciones parlamentarias y, por lo tanto, el control de la Asamblea Nacional en Venezuela.
La confluencia de estos procesos, especialmente en América del Sur, han abierto las discusiones sobre los logros, las limitaciones, el agotamiento y hasta el posible fin del llamado ciclo progresista. Por ciclo progresista nos referimos al periodo iniciado en 2003 en el cual gobiernos de izquierdas impulsaron el rescate del papel económico del Estado, la regulación de algunos segmentos del mercado, así como políticas sociales fuertes para disminuir la pobreza y la desigualdad entre la población de varios países de América Latina. Estos progresismos, insertos en el sistema capitalista, aprovecharon un periodo de precios altos en las materias primas para financiar sus políticas sociales sin tocar, en su mayoría, la ganancia y el poder de las clases altas. Entre sus efectos positivos se pueden destacar los esfuerzos hacia la integración regional y la reducción de la pobreza. Por el contrario, la dependencia de los extractivismos, la corrupción, el hiperpresidencialismo y sus enfrentamientos y represión a movimientos sociales sobresalen entre los impactos negativos.
Las derrotas electorales de los progresismos en Argentina y Venezuela son una prueba de fuego para dimensionar cuánto de lo conquistado estos años es irreversible o, en cambio, puede ser desandado en corto tiempo. La coyuntura amerita el análisis y el reconocimiento de las limitaciones y equivocaciones de los gobierno progresistas, proceso que requiere de una apertura que no han mostrado ante las críticas y movilizaciones de diversos actores, como los pueblos indígenas, a los que han llegado a reprimir por su oposición a diversos proyectos extractivistas. Podría ser el tiempo de imaginar y construir una nueva economía que luche contra el hambre sin destruir el medio ambiente y los modos de vida diversos de Latinoamérica. ¿Pero cómo lograrlo sin la energía social y popular que los progresismos han desgastado, desmovilizado e, incluso, dilapidado?
En fin, de todo sucede en este sur que no vemos.


miércoles, 20 de enero de 2016

Estado de Inseguridad Permanente

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Estado de Inseguridad Permanente
Editorial para Zigma en la Política del 20 de enero de 2016

Pablo Reyna Esteves (@preynae)
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De nuevo aquí. De nuevo discutiendo sobre temas no resueltos. Pareciera que en México nada se planea, nada se atiende, a nada se le da solución. Nuevamente el tema de seguridad se apropia de los encabezados y las editoriales en los diarios. Lo usual: aquel funcionario desestimando realidades, percepciones, diagnósticos y análisis; aquel otro, el más cínico, diciendo que la desaparición de cinco personas a manos de la policía de su estado es tan sólo “algo que salió mal”; uno más, el improvisado, mentando madres porque otro, el sátrapa, le quiere quitar el control y venta de su plaza, perdón, de su municipio.
Y es que la captura Guzmán Loera no logra tapar con un dedo el incremento de los secuestros en Guerrero, las desapariciones forzadas en Veracruz, los feminicidios en decenas de entidades federativas del país, la explosión de la burbuja segura que creíamos eran algunas zonas de la Ciudad de México, el repunte en los índices de homicidios y ejecuciones en 2015, las alertas de viaje que el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió por la inseguridad en 21 estados del país, el asesinato de la alcaldesa de Temixco, Morelos; el uso deliberado de la tortura para obtener confesiones, la percepción de inseguridad que compartimos el 73% de la población del país, la falta de voluntad política de los gobiernos estatales para certificar y profesionalizar a las policías del país…
Y los medios de comunicación repitiendo las voces del funcionario, del cínico, del improvisado, del sátrapa; investigando quién es la mujer del poster en las paredes del hotel aquel de Los Mochis; entretenidos en el texteo entre el capo y la actriz y deseando que sean sus jefes editoriales quienes reciban la filtración de un sexteo que venda sus pasquines.

De nuevo aquí. Ya arrancando el décimo año desde que esta etapa de la guerra se puso en marcha apostando sangre y fuego al uso de la fuerza y la militarización. Nueve años ya. Nueve años y de nuevo estamos aquí: analizando, afinando diagnósticos, proponiendo alternativas y nada cambia. No creo que sea solamente un tema de incapacidad de las autoridades. Nueve años deberían de haber sido suficientes para que dejaran de solapar las violaciones graves a los derechos humanos, profesionalizaran los cuerpos policiacos, fortalecieran las capacidades del Estado para investigar delitos, cambiar la política de drogas y sacar al ejército de las calles. Pero no, eso no ha pasado y no pasará, porque no es una casualidad. Este estado de inseguridad permanente ha llegado para quedarse porque le sirve a alguien, le sirve al Estado para justificar una guerra contra sus ciudadanos, para promover un estado de miedo e incertidumbre generalizado que permita que los negocios legales e ilegales operen en beneficio de sí mismos.

....espacio para no olvidar ....

.... la memoria es, ya, una esperanza....

... Memorial de Agravios... para muestra, basta un espejo...

... civiles asesinados durante la guerra en irak ...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...

... por ustedes rebeldes, rebeldes seremos...
Foto de Pedro Valtierra