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“Porque en el fondo, uno ama al mundo a partir de la certeza que este mundo, triste mundo convertido en campo de concentración, contiene otro mundo posible. O sea, que el horror está embarazado de maravilla.”
-Eduardo Galeano
miércoles, 22 de junio de 2016
Su orden, su tranquilidad y su paz
Algo más se rompió en lo que queda de lo que llamamos México. Uno más de los hilos que sujetan nuestro país reventó en esta semana. Se levanta humo que ciega y no permite mirar. El ruido ensordece la poesía.
“Señoras y señores
Este es el país de las fosas
Señoras y señores
Este es el país de los aullidos
Este es el país de los niños en llamas
Este es el país de las mujeres martirizadas
Este es el país que apenas ayer existía
Y ahora no se sabe dónde quedó”
Así nombra David Huerta a este país en su poema Ayotzinapa.
“Estamos perdidos entre bocanadas
De azufre maldito.”
Perdidos en la confusió. ¿Cómo salir de ella? ¿Cómo juntar los puntos que aparecen sueltos en cada titular de periódico? ¿Qué es lo que se rompió? ¿Qué males del mundo son los que escapan de la caja de Pandora?
Hace un par de semanas, tras la fiesta de la democracia, su presidente se ufanó: “la forma en que se realizaron las elecciones del domingo pasado son el mejor ejemplo de la estabilidad del país. Las votaciones se desarrollaron en un ambiente de orden, tranquilidad y paz.”
Algo se rompió.
Los males del mundo que salen de la caja de pandora son justo esos, los males del de “su orden, su tranquilidad, su paz”.
Porque no es que este gobierno sea inepto. No es que este estado sea fallido. No. Este gobierno, este estado, este sistema funciona. Funciona para lo que debe de funcionar, para beneficiar a quien tiene que beneficiar, encubre a quien tiene que encubrir. Criminaliza, discrimina, encarcela, amenaza, tortura, despoja, destierra, aterra, asesina, desaparece, masacra porque para eso está hecho, porque ese es su orden, su tranquilidad, su paz.
Su orden, su tranquilidad, su paz son eso que Agamben ha descrito como estado de excepción permanente. Donde la guerra y la crisis se han vuelto las condiciones de posibilidad del propio sistema. Donde el enemigo, el enemigo interno somos todos, somos todas.
Algo se rompió y lo que vemos al juntar los puntos aterra. pero este moustruo grande que pisa fuerte no es normal, no es aceptable. Juntemos los puntos que también nos reflejan en un espejo, el espejo la fuerza de quienes resisten.
miércoles, 8 de junio de 2016
Otra resaca electoral
Otra resaca electoral.
Editorial para Zigma en la Política de 8 de junio de 2016.
Pablo Reyna (@preynae)
El dolor de cabeza persiste. La prolongada resaca de la jornada electoral del pasado domingo permea cada columna de opinión, cada noticia publicada, cada programa de análisis, tanto así que me hace extrañar los spots de publicidad partidística de las semanas previas a la votación. Agua y una aspirina, pues, que desde ya han arrancado las campañas para eso que allá arriba llaman la fiesta de la democracia del 2018.
Que dicen que el PRI perdió. Que su maquinaria y disciplina no fueron suficientes para revertir la caída que arrastran desde las elecciones intermedias del año pasado. Eso que sus sesudos análisis han llamado mal humor social les ha estallado en las manos. Desde el gobierno federal y varios estatales, hechos para la corrupción y la impunidad, no pudieron vestirse de seda. ¿Qué escenarios veo? El de ciencia ficción barata: que se pongan las pilas y en serio avancen en abatir la violencia, la impunidad y la corrupción. El otro escenario, el canibalístico: donde los beltrones, los chongs, los videgarays y nuños se coman entre ellos para salir cachetoncitos y chapeados en la boleta del 2018.
Que dicen que el Pan ganó. El triunfalismo les dará varias semanas de puños en alto. Que dicen que el PRD se perfila a ser el partido donde el sol azteca sobrevive solamente por el sacrificio de su historia e ideologías y gira, como satélite del blanquiazul, condenado a ser el fiel de la balanza que determine qué priista, si el postulado por el Pri o el postulado por la alianza PAN PRD gana en las siguientes elecciones.
Que dicen que Morena, el partido en permanente campaña presidencial para su líder, volvió a crecer, pero, me da la impresión, que se ha topado con el muro de su limitado impacto regional.
Del resto, ni hablar.
Más allá del color con el que se pintan los mapas de análisis electoral: del rojo al amalilloazul, del azul al rojo, ¿en serio alguien espera que algo cambie? No miro en ninguno de los partidos mencionados una propuesta real de gobierno que haga frente a las crisis y guerra que padecemos. Nada en serio contra la corrupción. Nada contra la impunidad. Nada por la prevalencia de los derechos humanos. Nada por abatir la desigualdad. Nada contra la inseguridad.
“La forma en que se realizaron las elecciones del domingo pasado son el mejor ejemplo de la estabilidad política en el país” - dijo su presidente el día de ayer-. “Las votaciones se desarrollaron en un ambiente de orden, tranquilidad y paz.” Y es que no les importan las ejecuciones, las desapariciones, las desapariciones forzadas, los crímenes de lesa humanidad que padecemos todos los días en este México roto y convulso, siempre y cuando la “fiesta de la democracia”, la jornada electoral, se lleve a cabo en su orden, en su tranquilidad y en su paz.
miércoles, 27 de abril de 2016
Ayotzinapa, a 19 meses.
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Ayotzinapa, a 19 meses.
Editorial para Zigma en la Política del 27 de abril de 2016
Pablo Reyna Esteves (@preynae)
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Son ya 19
meses y un día desde que 43 jóvenes normalistas, jóvenes que solamente quieren
ser profesores, fueron desaparecidos a través de un ataque masivo, coordinado no
sólo en Iguala y Cocula sino más allá, hasta a 80 kms a la redonda hasta
Mezcala y Huitzuco. Un operativo donde actuaron no solamente grupos armados de
eso que llaman crimen organizado sino policías municipales de Iguala, Cocula y
Huitzuco, la Policía Preventiva Estatal, la Policía Ministerial Estatal, la Policía
Federal, la Policía Ministerial Federal y sí, también, el 27 Batallón de
Infantería del ejército Mexicano. Todos ellos coordinados en una gran máquina
de guerra que fue capaz de atacar a la población en general, ocasionando 180
víctimas directas, 6 personas asesinadas , un joven en estado vegetativo y 43
jóvenes que fueron desaparecidos.
Y desde
entonces, carajo, la pesadilla del 26 y 27 de septiembre de 2014 no cesa.
Estamos a 3
días de que el Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes termine su trabajo. Apenas el
domingo pasado presentaron su II Informe
Ayotzinapa. Informe que devela la maquinaria de impunidad que alimenta a y
se nutre del aparato de justicia en México. Un segundo informe que describe el
catálogo de acciones y omisiones que los tres niveles de gobierno en México han
operado: el encubrimiento, no solo la colusión sino su unidad con grupos
criminales, la fabricación de pruebas, la tortura, la fragmentación de los
expedientes, la nula capacidad de investigación, la falta de transparencia, la
criminalización de las víctimas y de sus coadyuvantes, la sordera, la falta de
empatía… todo para que no conozcamos la
verdad.
Sí, se va el
GIEI pero quedamos nosotros. También es cierto que muchas cosas han sucedido en
la sociedad organizada y organizándose que me hacen soñar en que algún día
sabremos dónde están los jóvenes, en que algún día habrá justicia. Ahora, a
pesar de todo, decenas de familiares de personas desaparecidas a lo largo,
ancho y profundo de este país se han organizado y capacitado para salir en
búsqueda de las fosas que esta maquinaria de guerra y muerte encubre y fomenta.
Ahora, también, hay universidades que están formándose y formando gente
capacitada y sensible para realizar peritajes antropológicos y arrebatarle ese
monopolio a la PGR porque como ha dicho el Equipo Argentino de Antropología
Forense: “lo que vemos en México no lo hemos visto en ningún otro lado.” Vemos,
también, grupos de periodistas colectivizándose para desentrañar la verdad de
los horrores inhumanos que esta maquinaria ha ocasionado en Ayotzinapa, San
Fernando, Cadereyta, Tlatlaya, Tanhauto… carajo, carajo. Se ha descarapelado
esa imagen aséptica que México había mantenido en las esferas internacionales y
cada vez es más evidente que otros gobiernos y medios de comunicación ya no
creen en las verdades históricas. Y sobre todo están ellas, están ellos,
víctimas directas de esta guerra, ellas y ellos, necios, en su dignidad y
búsqueda.
Ya no somos
los que fuimos y seguiremos, mientras seamos sobrevivientes, seguiremos
empujando porque, como ha dicho Carlos Beristaín, miembro del GIEI,
“La verdad
se empeña en salir, y la verdad no se va a poder tapar, y se empeña siempre que
hay quien la empuja” Empujemos.
miércoles, 9 de marzo de 2016
¿Cómo se escribe algo sobre San Fernando, Tamaulipas?
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¿Cómo
se escribe algo sobre San Fernando, Tamaulipas?
Editorial
para Zigma en la Política del 09 de marzo de 2016
Pablo
Reyna Esteves (@preynae)
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¿Cómo
se escribe algo sobre San Fernando, Tamaulipas? ¿Sobre las sistemáticas
desapariciones de cientos o de miles de personas que al transitar por las
carreteras de Tamaulipas con destino a Estados Unidos se encontraron con
retenes criminales a la altura del municipio más grande de este país? ¿Qué
palabras alcanzarían para describir la masacre de 58 hombres, 13 mujeres y una
persona más cuyo sexo no se ha podido determinar en una bodega de 120 metros
cuadrados en medio de campos de sorgo? ¿Cómo, carajo, cómo nombrar que unos
cuantos meses después de la masacre de las y los 72 sea posible que en la misma
zona de la misma carretera del mismo municipio sean cavadas y utilizadas 49
fosas… 49 fosas con restos de, por lo menos, 193 personas? ¿Qué palabras
alcanzan? ¿Cómo se escribe sobre San Fernando?
Tal
vez sea esta la editorial que más nudos en la garganta me ha costado hacer.
Hace días que estoy preguntándome cómo carambas escribirla. Al final no he sabido
responder y la estoy redactando ya con la presión del tiempo encima.
Van
algunas notas caóticas e insuficientes sobre San Fernando.
1.
No
puedo dejar de pensar que la masacre de 72 mujeres y hombres en agosto de 2010
en San Fernando debía de haber sido el fondo más profundo del horror que México
habría de conoce, de tocar en esta guerra. Que lo que sucedió (y probablemente
siga sucediendo) ahí debió de habernos enseñado tantas cosas que no debimos
permitir que volvieran a suceder. Y no. Escuchamos la noticia. Vimos las fotos.
Nos asustamos y decidimos voltear a otro lado. Dimos la espalda. Tanto que las
193 personas secuestradas, asesinadas y enterradas en fosas, en esas fosas, no
están, siquiera, en nuestra breve memoria colectiva.
2.
Desde
2010 y 2011 en San Fernando debimos de haber aprendido lo que una y otra y otra
vez sucede en México. Debimos de haber aprendido que estos horrores son
posibles porque fuerzas de uno o de dos o de los tres niveles del gobierno
participan, permiten, se benefician. Y esta colusión entre gobiernos y crimen
organizado ha desarrollado toda una maquinaria del business as usual. Allí en
San Fernando, como en Iguala y en Tierra Blanca hay evidencia de que fueron
policías municipales quienes secuestraron y entregaron cientos de personas al
crimen organizado. Hay detenidos pero no hay sentencias. Hay detenidos pero no
tenemos certeza de que tengamos, tendremos algún día, alguno, verdad, justicia.
3.
Desde
2010 y 2011 en San Fernando debimos de haber aprendido que la maquinaria de
colusión entre gobiernos y crimen organizado no solamente opera en las carreteras
y los secuestros sino que se extiende absolutamente a todo el sistema. Los
medios criminalizan o descartan a las victimas; las fiscalías no investigan y
si de casualidad supieron algo lo archivan, lo esconden, lo reservan; los
gobernadores se dicen indignados pero llaman a pasar la página, a superar casos
aislados; a las víctimas se les revictimiza una y otra vez apostando a que su
dolor los inmovilice, los calle; los restos son manejados sin ningún respeto,
sin protocolos que permitieran la
identificación de los restos… Sí, todo eso que debimos de haber aprendido y no
lo hicimos ha abonado al abandono institucional y social a las víctimas, las de
San Fernando, las de Ayotzinapa, las de Tierra Blanca…
Esta
maquinara funciona, no le rechina nada, y se encarga no solamente de negocios
criminales, de controlar territorios en base a la violencia y el terror, sino
que también administra la vida y la muerte de cientos, de miles de hombres y
mujeres en este indigno país.
4.
Pero
hay quienes sí han aprendido desde 2010 y 2011… ¿Por qué no hemos vuelto a
escuchar de masacres de 72 personas o de restos de 193 hombres y mujeres
desenterrados de las fosas? ¿Es porque ya no suceden estos horrores? Lo dudo.
Pero estoy seguro de que una de las razones es que las tecnologías de los
asesinatos multitudinarios, de las desapariciones se han sofisticado. Los
criminales ya no abandonan 72 cuerpos ni entierran 193. No, aprendieron. La
tecnología al servicio de la muerte. Ahora leemos que los criminales disuelven
los cuerpos hasta volverlos un viscoso líquido rojo… Ahora leemos que calcinan,
muelen y arrojan las cenizas a ríos. Disuelven, incineran, muelen, arrojan
haciendo imposible extraer ADN de alguna, de una, de unita, de las millones de células que algún día, en
alguna carretera, en alguna escuela normal, formaban parte de la vida de un ser
humano.
5.
Y
debimos de haberlo aprendido en San Fernando y seguimos sin hacerlo… Debimos
acompañarles desde entonces pero seguimos dejándolas solas. Víctimas necias,
dignas que se han encargado de afrontar
todos los obstáculos institucionales y sociales, todos los dolores inhumanos
para exigir justicia, verdad. Y es a través de su afrontamiento, de su
dignidad, de su valentía que obligan a las instituciones y sobre todo a
nosotras y nosotros a no olvidar, a no cerrar los ojos, a escuchar sus
testimonios, sus vidas y a través de sus voces escuchar la vida de quienes hoy
siguen desaparecidos, desaparecidos no una, ni dos, sino miles de veces.
Desaparecidos en una carretera, desaparecidos en los archivos de las fiscalías…
Es en las madres, hermanas, familiares de las miles de personas desaparecidas
en este país indigno donde acaso aún está latente una semillita de esperanza de
verdad y justicia.
miércoles, 3 de febrero de 2016
Una mirada al sur que no vemos...
El sur que no vemos.
Recientemente, en el sur que no vemos
sucede de todo:
-
La
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, coordinó la
detención de la vicepresidenta Baldeti y la prisión preventiva del presidente Molina
por actos de corrupción.
-
La
Organización de Estados Americanos (OEA) creó la Misión de Apoyo contra la
Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) para luchar contra la impunidad
en ese país.
-
Con
todo y el bloqueo, las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos
paulatinamente se reestablecen.
-
En
La Habana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (las FARC) y el
gobierno colombiano han acordado que después de varias décadas de conflicto
armado firmarán la paz a más tardar en marzo de este año.
-
En
Perú se preparan para elegir presidente el próximo abril.
-
Brasil
atraviesa por una acentuada crisis económica aderezada de escándalos de
corrupción y con los índices históricos más bajos de aprobación a la labor de
la presidenta Rousseff.
-
En
Ecuador, Rafael Correa anunció que no se presentará a un tercer proceso de
reelección en 2017.
-
Bachelet,
la presidenta de Chile, enfrenta la acusación de corrupción de su propio hijo,
así como muy bajos índices de aprobación a su mandato.
-
En
Bolivia, este 21 de febrero cuando se someta a referéndum la reforma
constitucional que permitiría a Evo Morales buscar su segunda reelección.
-
Mauricio
Macri asumió la presidencia argentina después de 13 años de la era kirchnerista
-
La
oposición venezolana logró la victoria en las elecciones parlamentarias y, por
lo tanto, el control de la Asamblea Nacional en Venezuela.
La confluencia de estos procesos,
especialmente en América del Sur, han abierto las discusiones sobre los logros,
las limitaciones, el agotamiento y hasta el posible fin del llamado ciclo
progresista. Por ciclo progresista nos referimos al periodo iniciado en 2003 en
el cual gobiernos de izquierdas impulsaron el rescate del papel económico del
Estado, la regulación de algunos segmentos del mercado, así como políticas
sociales fuertes para disminuir la pobreza y la desigualdad entre la población
de varios países de América Latina. Estos progresismos, insertos en el sistema
capitalista, aprovecharon un periodo de precios altos en las materias primas
para financiar sus políticas sociales sin tocar, en su mayoría, la ganancia y
el poder de las clases altas. Entre sus efectos positivos se pueden destacar
los esfuerzos hacia la integración regional y la reducción de la pobreza. Por
el contrario, la dependencia de los extractivismos, la corrupción, el
hiperpresidencialismo y sus enfrentamientos y represión a movimientos sociales
sobresalen entre los impactos negativos.
Las derrotas electorales de los
progresismos en Argentina y Venezuela son una prueba de fuego para dimensionar
cuánto de lo conquistado estos años es irreversible o, en cambio, puede ser
desandado en corto tiempo. La coyuntura amerita el análisis y el reconocimiento
de las limitaciones y equivocaciones de los gobierno progresistas, proceso que
requiere de una apertura que no han mostrado ante las críticas y movilizaciones
de diversos actores, como los pueblos indígenas, a los que han llegado a
reprimir por su oposición a diversos proyectos extractivistas. Podría ser el
tiempo de imaginar y construir una nueva economía que luche contra el hambre
sin destruir el medio ambiente y los modos de vida diversos de Latinoamérica. ¿Pero
cómo lograrlo sin la energía social y popular que los progresismos han
desgastado, desmovilizado e, incluso, dilapidado?
En fin, de todo sucede en este sur
que no vemos.
miércoles, 20 de enero de 2016
Estado de Inseguridad Permanente
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Estado de Inseguridad
Permanente
Editorial para Zigma en la Política del 20 de enero de 2016
Pablo Reyna Esteves (@preynae)
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De nuevo aquí. De nuevo
discutiendo sobre temas no resueltos. Pareciera que en México nada se planea,
nada se atiende, a nada se le da solución. Nuevamente el tema de seguridad se
apropia de los encabezados y las editoriales en los diarios. Lo usual: aquel funcionario
desestimando realidades, percepciones, diagnósticos y análisis; aquel otro, el
más cínico, diciendo que la desaparición de cinco personas a manos de la
policía de su estado es tan sólo “algo que salió mal”; uno más, el improvisado,
mentando madres porque otro, el sátrapa, le quiere quitar el control y venta de
su plaza, perdón, de su municipio.
Y es que la captura
Guzmán Loera no logra tapar con un dedo el incremento de los secuestros en
Guerrero, las desapariciones forzadas en Veracruz, los feminicidios en decenas
de entidades federativas del país, la explosión de la burbuja segura que
creíamos eran algunas zonas de la Ciudad de México, el repunte en los índices
de homicidios y ejecuciones en 2015, las alertas de viaje que el Departamento
de Estado de Estados Unidos emitió por la inseguridad en 21 estados del país,
el asesinato de la alcaldesa de Temixco, Morelos; el uso deliberado de la
tortura para obtener confesiones, la percepción de inseguridad que compartimos
el 73% de la población del país, la falta de voluntad política de los gobiernos
estatales para certificar y profesionalizar a las policías del país…
Y los medios de
comunicación repitiendo las voces del funcionario, del cínico, del improvisado,
del sátrapa; investigando quién es la mujer del poster en las paredes del hotel
aquel de Los Mochis; entretenidos en el texteo entre el capo y la actriz y
deseando que sean sus jefes editoriales quienes reciban la filtración de un
sexteo que venda sus pasquines.
De nuevo aquí. Ya
arrancando el décimo año desde que esta etapa de la guerra se puso en marcha
apostando sangre y fuego al uso de la fuerza y la militarización. Nueve años
ya. Nueve años y de nuevo estamos aquí: analizando, afinando diagnósticos,
proponiendo alternativas y nada cambia. No creo que sea solamente un tema de
incapacidad de las autoridades. Nueve años deberían de haber sido suficientes
para que dejaran de solapar las violaciones graves a los derechos humanos,
profesionalizaran los cuerpos policiacos, fortalecieran las capacidades del
Estado para investigar delitos, cambiar la política de drogas y sacar al
ejército de las calles. Pero no, eso no ha pasado y no pasará, porque no es una
casualidad. Este estado de inseguridad permanente ha llegado para quedarse
porque le sirve a alguien, le sirve al Estado para justificar una guerra contra
sus ciudadanos, para promover un estado de miedo e incertidumbre generalizado
que permita que los negocios legales e ilegales operen en beneficio de sí
mismos.
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- 2. dos indígenas de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco (OFM) están desaparecidos, torturados y asesinados (febrero.2009) -
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- 1. trece años de Acuerdos de San Andrés y La Jornada ni lo mencionó...