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¿Cuántos Atencos más, EPN?
Editorial
para Zigma en la Política del 07 de mayo de 2014
Pablo
Reyna Esteves (@preynae)
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Cada
mañana, después de prepararme un café, suelo hojear los periódicos. En las más
recientes semanas, esta rutina me ha dejado un sabor de boca de insuficiencia.
La velocidad con la que los encabezados saltan de las autodefensas, a las
propuestas de leyes secundarias en temas energéticos, políticos o de
telecomunicaciones; de las preguntas que despliega Cuarón, a la captura o el abatimiento de algún
empresario de los mercados ilegales de la droga; del asesinato de otro
compañero periodista o defensor de los derechos humanos, a lo moches, casinos y
el sinfín de casos impunes de corrupción; de la violencia contra los hermanos
migrantes al Plan Nacional de Infraestructura; de la muerte de García Márquez
al asesinato de un votán de la escuelita zapatista… Todo, todo sucediendo al
mismo tiempo y yo sintiendo que habría que unir los puntos, que habría que
dejar de pensar en que cada encabezado es un evento aislado, que habría que
tratar leer lo que la prensa –intencionalmente o no- calla.
Son
ya 13 años desde que el presidente en turno expropió sus tierras a 7 pesos el
metro cuadrado. Sí, a menos de lo que cuesta un metro de jerga. Son ya 8 años
desde que el presidente, el gobernador y el municipal en turno, ordenaron la
represión, tortura, violencia sexual, criminalización y encarcelamiento contra
su pueblo, su organización y quienes se solidarizaban con ellos. Son ya casi
cuatro años desde que la SCJN ordenó la liberación de sus líderes más visibles
porque fueron acusados bajo premisas falsas. Este mismo fin de semana serán dos
años desde que en esta universidad, la Ibero, muchas, muchos gritamos que
Atenco no se olvida.
Creo
que pensar Atenco nos puede ayudar a unir los fragmentos de este nuestro México
roto.
Pensar
Atenco visibiliza la creciente tensión entre lo que algunos llaman proyectos de
desarrollo, inversión o infraestructura y la vida comunitaria y territorial de
miles de pueblos en México. Una tensión acrecentada por el interés económico
que privilegia las tasas de retorno por encima de los derechos humanos. Habría
que recordar que, como en Atenco, el estado es capaz de reprimir y criminalizar
cuando éste anuncia una inversión sin precedentes para impulsar, por ejemplo, su
Plan Nacional de Infraestructura o su Reforma Energética.
Pensemos
Atenco cuando el Relator Especial de las Naciones Unidas, Juan Méndez, califica
como generalizada la práctica de la tortura en México. Recordemos que en Atenco
las policías no solamente asesinaron a dos jóvenes, sino que ejercieron tortura
sexual -vejaciones y violaciones- contra 47 mujeres, extendiendo la violencia y
represión hasta el mismo cuerpo femenino.
Pensar
Atenco nos recuerda el papel de los medios de comunicación en la
criminalización de la organización social y comunitaria.
Pensar
Atenco evidencia la impunidad absoluta de quienes desde alguna institución del
estado violan los derechos humanos de la ciudadanía. Por ejemplo, y evito la
referencia a quien en 2006 era gobernador del estado de México, pero nombro a
Ardelio Vargas Fosado, responsable del operativo en Atenco, quien hoy funge
como Comisionado del Instituto Nacional de Migración. Sí, el mismo que la
semana pasada coordinó la detención de cientos de migrantes en Tabasco,
operativo donde, además, fueron golpeados tres destacados defensores de los
derechos humanos de los migrantes.
Atenco
nos hace pensar que la guerra que vivimos en México no es solamente por el
control de los territorios, trasiego y mercado de drogas, sino contra toda
forma de vida comunitaria que pueda resistir a los planes del gobierno, esos
planes que antes se concentraban bajo el nombre de Plan Puebla Panamá y hoy son
las líneas que unen las reformas estructurales, los planes de infraestructura
con la guerra que padecemos.
Hace
dos años, aquí en la Ibero, antes de rechazar una entrevista en esta misma
cabina, Enrique Peña Nieto asumió plena responsabilidad por lo sucedido en
Atenco. ¿Cuántos Atencos más estará dispuesto a asumir durante su presidencia?
Mi pronóstico es que no serán pocos.
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